Por Carlos Alfredo Pereyra
Fotos: Freddycam y Archivo Scania
Colaboraron: Gustavo Feder (Autohistoria) y Mauricio Uldane (Archivo de Autos – Camión Argentino)
Cuando leas estas líneas, Autoblog estará en Brasil para asistir a la presentación en nuestra región de una nueva serie de camiones Scania: los Next Generation. Dialogaremos con sus diseñadores, probaremos los nuevos productos y podremos ver su fabricación en la enorme planta de Sao Bernardo do Campo, lugar donde hace más de sesenta años se producen camiones y chasis para buses de toda la región.
Es buen tiempo entonces de hacer un repaso por lo que Scania ha ofrecido en nuestro país, y buscar la causa o el porqué de la enorme influencia que la marca tiene sobre los conductores profesionales, los operadores de flotas de transporte, además de un inmenso público en general, que desconoce del tema transporte. Para todos, Scania es “La Marca del Deseo”.
Ya viendo los primeros datos nos encontramos que unos cinco mil camiones y buses Scania-Vabis, llegaron importados a Argentina desde Suecia por Javier Vázquez Iglesias, desde 1955. Fue mucho antes de que se fabricara el primer L111 en la planta de Tucumán, a mediados de la década del setenta. Estos primeros chasis eran los L51, L75 y L76. También arribaron los chasis para ómnibus B75 y B76, los cuales eran carrozados localmente. Poco tiempo después, la importación se cerró y los camiones y ómnibus Scania-Vabis quedaron fuera del mercado argentino. El retorno se produjo casi 15 años después. El proceso de radicación comenzó a planificarse en Suecia a mediados de la década del 60 y llevó arduas y duras negociaciones con las autoridades nacionales.
El proyecto fue realmente visionario, ya que contemplaba el intercambio de componentes con las plantas de Suecia y, especialmente, con la de Sao Bernardo do Campo en San Pablo, Brasil, que estaba en actividad desde comienzos de los años 60. En el país vecino, la presencia de Scania databa de principios de los años 50, cuando arribaron los primeros camiones importados por la empresa Vemag. El 2 de julio de 1957 se constituyó oficialmente como “Scania Vabis do Brasil Motores Diesel” y lanzó su primer camión en 1958, montado en la primera fábrica de Ipiranga.
Al año siguiente, salía de la línea de montaje el primer motor Scania para camiones. En 1960 cambió su razón social por “Scania Vabis do Brasil Veícolos e Motores” y mudó su planta a un nuevo complejo industrial de 350 mil metros cuadrados destinados a la fabricación de camiones, ómnibus y motores. Con el tiempo se convertiría en la segunda mayor unidad productora del grupo, y Brasil en el principal mercado mundial de la marca.
Para poder transferir de Suecia a la Argentina la tecnología necesaria para producir un camión Scania, llegaron al país unos veinte técnicos suecos con sus respectivas familias. Se radicaron en Tucumán, conformando una colonia de 80 personas. Se construyeron viviendas y hasta una escuela con dos profesores contratados en Suecia. En poco tiempo, el personal de la empresa debía alcanzar las 800 personas, la mayoría de ellas tucumanas, quienes fueron debidamente capacitadas por los técnicos suecos para operar los equipos que arribaban al país. Al mismo tiempo fue organizado el departamento de compras, que tenía como objetivo encontrar las empresas más calificadas del país para la provisión de materias primas, componentes semielaborados y terminados, que formarían -junto a los elementos importados y las cajas de cambio y los palieres nacionales-, los futuros camiones Scania argentinos.
Primer L111 nacional
El 26 de marzo de 1976 se puso en marcha el complejo industrial. El 1 de diciembre, un camión L111 equipado con un motor Scania DN11 de seis cilindros y 202 hp, se convirtió en el primer Scania argentino. Junto a este modelo se producía el LT111, ambos equipados con la caja estándar GR 860, también fabricada en el complejo tucumano. Pronto la planta se especializó en la producción de cajas de alta precisión, palieres y diferenciales que equipaban tanto a las unidades producidas en Tucumán como a las construidas en Brasil. En 1976 ya se producían 3.300 ejes mensuales. El 10 de septiembre de ese año salió de la línea de montaje la primera caja de cambios fabricada en Argentina, el hecho fue muy significativo, porque nunca antes se había forjado una caja de cambios fuera de la casa matriz y fue el primer producto de la marca construido en el país.
Se trataba del modelo GR 860, del cual se produjeron 118 unidades durante 1976, de las cuales 30 se destinaron al mercado doméstico y las restantes 88 fueron exportadas. Poco tiempo después, se producían en dos tipos: uno de diez marchas para camiones y otro de cinco para ómnibus. Con el tiempo, la planta de Tucumán se convertiría en el único proveedor de sistemas de transmisión fuera de Europa.
La Serie 2
En 1982 se lanzó, como parte del "Programa Scania", la Serie 2 integrada por los camiones T 112 y R 112, con dos versiones de cabina y diferentes opciones en motorizaciones y capacidad de carga. Este programa buscaba dar respuesta a la totalidad de la problemática del transporte de cargas, donde el cliente pudiera elegir la unidad más apropiada para cada modalidad de transporte. Se basaba en el concepto de producción modular desarrollado por la empresa desde la década del ´40, que permitía la combinación de un determinado número de componentes para montar diversos camiones.
De esta forma, se lograba una considerable ganancia en la escala de producción, con la consiguiente reducción de costos. Eras los tiempos en que ItalDesign/Giugiaro se encargaron de convertir en diseño esas decisiones de racionalización como un sistema. La marca pisaba ya muy fuerte en el país, y esta nueva Serie 2 solo potenció y aumentó esa presencia. Ya era la marca del deseo y los sueños. Lo eran para un pibe, técnico en automotores recién recibido, que visitaba el día que abría la Expo Rural en Palermo; y al bajar del colectivo 12 en Plaza Italia ya podía apreciar el tamaño y volumen del stand de Scania, que siempre ganaba el primer premio.
Un día ese pibe, ya estudiando Diseño Industrial, viajó a Salta en camión para hacer de peón en una mudanza con su tío. Quería ruta y camión. Íbamos en un viejo Ford F600, así que no competíamos; pero fue un viaje iniciático. Ahí vi, tanto en los miserables paradores, como en la poceada, ondulada y peligrosa Ruta 34, cómo los Scania argentinos devoraban kilómetros y trepaban cargados a tope, a velocidad crucero. Fue revelador.
Una noche de ese largo viaje, durmiendo al sereno, me despertó el sonido constante, agudo y lejano de los 18 neumáticos en contacto contra el pavimento; como aviones Stuka atacando en picada. Era el Efecto Doppler con cambio de frecuencias cuando se aproximaban a donde yo estaba, y luego cuando se alejaban, encendidos como árboles de navidad con luces de todos colores. Los camioneros largaban todo el peso de su convoy peinando el acelerador desde el punto más alto de la cuchilla, acumulaban inercia, y remontaban la cuesta con ese sonido tan particular de los motores Scania cantando… ¡sublime!
La Serie 3
En 1993 la producción nacional trajo la novedad de la Serie 3, una pasada en limpio del sistema modular y más variedad de combinaciones, con motores de nueva tecnología. Se consolidaba el liderazgo en transporte pesado y Scania ya era una marca imbatible. Los colores predominantes pasaron de naranja a azul. Si esa imagen no anida en tu memoria, no sos un fierrero. El Rey de la Ruta y el camión de los sueños era (y es todavía) el 113 T, con su cabina con trompa. Dirán lo que sea, que la longitud total, que la norma europea de medir entre paragolpes, que el frontal lleva dos pallets más, y que se yo qué cosa… pero El Camión es ese modelo T: tan pedido fue en todo el mundo, que a la siguiente generación lo continuaron. Pero ya no en Argentina. Con la Serie 3 se terminó la fabricación de camiones completos en Tucumán. El Mercosur, la producción integrada entre plantas de Scania de todo el mundo, y las economías de escala mandaban un nuevo tipo de organización industrial; y a la planta de Cruz Alta le tocó lo que mejor sabía hacer: cajas de cambio, ejes y diferenciales. Fin de una etapa y comienzo de otra.
La Serie 4
El técnico en automotores y ahora diseñador industrial se dedicaba por entonces a la comunicación audiovisual en cine publicitario. Corrían los años finales de los noventa, y se venía un cambio de siglo y milenio. Era hora de hacer una incursión como director/productor en el campo automotor. Elegí los camiones para hacer mi programa de TV (los transportes pesados carecían de imagen de producto, había pocos programas en televisión, la mayoría en cable; y dedicados solo a coches). Recién se había presentado la Serie 4 de Scania en 1998, y se me ocurrió golpear la primera puerta de la industria en la marca sueca. Abrieron, y un material de alta calidad llegó a mis manos. La generosidad y buen trato en la persona de Carlos Sal Zurita me mostró por primera vez el mundo Scania. Había fotos, videos, un material técnico increíble. Y no sólo eso: los Serie 4 eran un producto de avanzada que mostraba cómo un pequeño atelier sueco en concepto, casi artesanal en su filosofía, diseñaba, desarrollaba y construía camiones completos de paragolpes a paragolpes, para competir contra productos de grandes grupos automotrices mundiales.
La Serie 4 me llevó a varios lados. Pude recorrer su sistema industrial, y ver de primera mano a los usuarios. Toqué el cielo cuando mi foto/nota de un camión Scania Serie 4, manejado por una mujer en La Pampa, fue tapa de la revista “Kilómetros Scania”. Por aquellos tiempos, en una mano llevaba la Sony VX 1000 para hacer videos para el programa. Y, con la otra, disparaba mi vieja Pentax K1000, para hacer las diapos que iban a la revista. La plenitud.
Serie PGRT
Allá por 2005 vino la renovación de la noble Serie 4. Se presentó un nuevo concepto que es el que nos acompaña hasta nuestros días: la Serie PGRT, un sistema de cabinas, chasis y motores que pusieron el hito aún más allá. Scania es mundial produciendo y vendiendo en muchos países. Pertenece al Grupo Volkswagen y su escala ya supera a la pequeña factoría sueca original; aunque conceptualmente se conserve su filosofía de diseño, sobre cómo entender al conductor y al camión. Son tiempos de performances, y de protección del medioambiente. Las normas son cada vez más estrictas y a cada gota gasificada de combustible diesel se le debe sacar el máximo rendimiento energético, con la menor cantidad de residuo y emisiones posible. En lo que a ergonomía se refiere, el diseño interior de estos camiones es lo máximo, volviéndose un referente internacional. No hay actividad o área industrial que no utilice a estos modelos. Los cuales constantemente reciben actualizaciones, y son plataforma donde se experimentan las nuevas soluciones para los productos que vendrán. Con ellos vi cómo ensayaban los bitrenes en el Sur, y seguí recorriendo muchos kilómetros.
También mis estudiantes de Diseño y Ergonomía son muy bien recibidos en las concesionarias de la marca, cuando van a medir y a experimentar cómo es un puesto de trabajo de conductor de camión. Luego sus proyectos son una declaración de entusiasmo, ya que descubren un mundo nuevo. Les pasé una de mis enfermedades más contagiosas: venerar a los gigantes del camino.
La Próxima Generación
Y el futuro llegó. Se viene la Next Generation Scania. Allí estaremos para recibirla. Se lanzaron ya en Europa, ahora se producen en la industrial San Pablo para toda la región. Cerca de esta ciudad/estado se está realizando ahora la presentación en sociedad. Pronto veremos cuáles son sus signos característicos, y hacia dónde apuntan. Opino que tal vez estos sean los últimos camiones con cabina de conducción tradicional; así que se lo preguntaremos a su diseñador Jefe, Kristopher Hansen, quien nos recibirá, antes del test drive.
El liderazgo es responsabilidad y centro de las miradas. Así que allí iremos con nuestros ojos y oídos bien abiertos. Ya te contaremos qué se traen entre manos. El viaje recién comienza.
C.A.P.
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El L 111, Camión Papa Emérito, trabajó dentro de la planta de Scania Tucumán. Ahora recuperado y restaurado, es un embajador de la marca que se exhibe junto a la gama actual de productos.
El Programa Scania fue un salto de diseño y calidad con epicentro en la planta de producción de Scania Tucumán en 1982.
En cualquier ruta argentina, bajo cualquier condición climática, los nobles Serie 3 todavía llevan el pan a la mesa.
La producción de transmisiones en Tucumán forma parte del sistema integrado mundial de la marca.
Los laboratorios de la marca históricamente llevaron la delantera en el desarrollo de confortables y eficientes puestos de trabajo.
En Patagonia, Freddy Pereyra pudo seguir de cerca las primeras pruebas-ensayo de un B-Doble Scania, allá por 2005.
Los estudiantes de Diseño y Ergonomía de la UBA son muy bien recibidos en la red de concesionarios de la marca cuando van a relevar sus cabinas dormitorio.