Texto de Pablo Joaquín Rossi

Desde Panamá - Para comprender el contexto en su totalidad debemos hacer una pequeña introducción. Luego de su derrocamiento como presidente en septiembre de 1955, el general Juan Domingo Perón optó por exiliarse en diversos países, concluyendo en la tan nombrada quinta de Puerta De Hierro, localizada en Madrid (España).

Ese exilio se extendió casi dieciocho años y en sus inicios recorrió gran parte de los países ubicados en América Central. Desde allí dirigió los movimientos políticos de su partido a la distancia. Por esa fecha, el Justicialismo estaba proscripto en la Argentina.

Perón llegó a Panamá el 9 de noviembre de 1955. Ingresó a ese país con pasaporte paraguayo. Fue recibido por el embajador Carlos Pascali y su chofer, llamado Gilaberte, a bordo de un Opel Rekord Olympia de 1955. Ese auto no se separó de Perón durante casi dos años.

Era un pequeño dos puertas alemán (aunque con líneas más bien americanas), que contaba con un motor naftero de cuatro cilindros y 1.488 centímetros cúbicos. Estaba acoplado a una caja manual de tres marchas. “Andaba como una seda”, recordó alguna vez el General.

El ingreso del Rekord a Panamá fue de manera privada, ya que Opel no contaba con representación oficial en ese mercado. Las normativas de importación en Panamá eran permisivas por aquellos años y las famosas esclusas del Canal acercaban todo tipo de productos europeos a este país.

¿Y Perón para qué utilizaba “El Carrito”, como le decían los panameños?

El presidente exiliado tenía una vida social muy activa y su hospedaje se desarrollaba en el Hotel Washington, de capitales yanquis, situado en la ciudad de Colón, donde no había mucho para hacer. El auto lo usaba una y otra vez para viajar los 70 kilómetros hasta la ciudad de Panamá. En esos viajes con el Opel conoció a María Estela Martínez, una bailarina argentina de espectáculos nocturnos, que se encontraba en una gira artística con la obra de ballet “Isabelita”. Ese fue el motivo por el cual se hizo famosa con ese apodo. La joven de 24 años descubrió en Panamá que el hombre del Opel cambiaría su vida para siempre.

El 9 de agosto de 1956, Perón e Isabelita abandonaron Panamá. Se mudaron a Caracas (Venezuela). El Opel Rekord fue trasladado a ese país por el chofer Gilaberte, quien se encargó de cuidarlo durante la navegación a bordo del trasatlántico “Américo Vespucio”.

El 25 de mayo de 1957, Perón decidió festejar la fecha patria en el exilio. Y organizó un asado para más de 50 personas en una finca privada, localizada en El Rosal. Esa semana, “El Carrito” había presentado problema en sus bujías y el chofer recibió la orden de repararlo con urgencia. Gilaberte lo dejó una vez más en óptimas condiciones y el Opel se utilizó para la organización del acontecimiento.

La existencia del Rekord terminaría, paradójicamente, el Día de la Patria. Nunca se aclaró en su totalidad quien fue el autor intelectual del atentado, pero un personaje llamado Carlo Maggi (Sorolla era su nombre real) fue enviado a Venezuela para matar a Perón.

El plan utilizaba como herramienta al pobre Opel: se rodeó el motor con dinamita, para que detonara en el momento indicado. Pero el plan fracasó y la carga explotó sin control, con Perón lejos del lugar. El auto quedó destrozado en su parte delantera. El fuego se encargó de consumirlo por completo. Así llegó a su fin uno de los compañeros más fieles de Juan Domingo Perón en su exilio.

P.J.R.

***

La historia del
El auto de Perón en el exilio era un Opel Olympia Rekord, como el ejemplar de la foto.

La historia del
Así quedó tras el atentado en Venezuela.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com