El viernes pasado, un paparazzo de Autoblog envió una foto curiosa sobre uno de los nuevos Patrulleros Premium de las fuerzas de seguridad argentinas: el Mercedes-Benz C 200 Kompressor de la Policía Bonaerense estaba siendo inspeccionado por un oficial, bajo el capot.
El sábado se publicó la imagen como una rareza, en el Instagram de Autoblog. Y, poco después, un informante se comunicó por privado. Este lector se identificó como miembro de la Policía Bonaerense y contó que la unidad se había quedado sin batería. Al parecer, el auto fue dejado estacionado mucho tiempo con las luces encendidas, incluyendo a la “barra de licuadoras”. Así se conoce en la jerga a las luces del techo de los autos de seguridad: en el pasado era luces que giraban como “licuadoras”, mientras que ahora son leds intermitentes.
Para confirmar el dato, el lector aportó más fotos del puente que se hizo con otro patrullero (una Toyota Hilux), para reanimar la batería del Mercedes. Esas imágenes no se publican por pedido del informante.
Desde que se puso de moda que las fuerzas de seguridad argentinas utilicen Patrulleros Premium “recuperados del narcotráfico y la corrupción”, el Estado se encargó de informar para qué se están usando esos vehículos y por qué no pueden ser vendidos o subastados (ver nota).
Sin embargo, el Estado aún no informó cuánto demandará el mantenimiento de estos vehículos, cuánto costarán los repuestos y qué ocurrirá con estos autos en caso de accidente o avería mayor. La Policía Bonaerense, responsable del Clase C, tiene algunos de los autos más discretos y económicos de la flota premium. La Prefectura Naval se destaca en este punto, con una Ferrari y un Mercedes-AMG (leer más).
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