Desde San Pedro de Atacama (Chile) - Los argentinos que visitan Maranello se dan el gusto: alquilan una Ferrari. Muchos de los que pasan por París no resisten la tentación: alquilan un Lamborghini. Y, para los que viajan a Miami (EEUU), resulta inevitable: alquilan un Mustang Convertible.
Sin embargo, cuando aterrizás en el aeropuerto de Calama (Chile), lo primero que descubrís es que el auto de alquiler más cool y deseado por los turistas no es un deportivo exótico. Es un vehículo bien argentino: la Toyota Hilux.
Pero no cualquier Hilux: se trata de las versiones con tuning minero. Son los vehículos ideales para hacer turismo aventura, por los paisajes del desierto de Atacama.
Las pick-ups medianas son los vehículos más utilizados por las empresas mineras de Chile. Las utilizan para transportar operarios, herramientas y repuestos de maquinaria pesada. Las Toyota Hilux argentinas son mayoría, pero también hay varias Mitsubishi L200 y Nissan Navara (Frontier). Nuestras conocidas VW Amarok, Chevrolet S10 y Ford Ranger no existen en este territorio.
Según le informaron fuentes de Toyota Argentina a Autoblog, hasta 2015, las Hilux que se vendían en Chile eran importadas desde Tailandia. Desde 2016 en adelante, son unidades producidas en la planta bonaerense de Zárate.
Estas Hilux, en su mayoría, son versiones DX 2.4 Cabina Doble 4x4, con 150 cv, 400 Nm y caja manual de seis velocidades, con reductora. En la Argentina tiene un precio de 838.200 pesos, pero a eso hay que agregarle el Tuning Minero.
Lo más llamativo es la robusta barra de San Antonio, bautizada así en homenaje al patrono de los mineros. No es una barra cosmética, como tienen muchas pick-ups que se venden en la Argentina. Esas suelen estar ancladas a los laterales de la caja de carga, con chapitas diseñadas para doblarse y quebrarse en caso de vuelco. Las barras de las Hilux chilenas son mucho más robustas y están ancladas al piso de la caja de carga, con bulones. Pueden resistir hasta tres toneladas de peso sobre su estructura.
También hay que sumar otros accesorios: algunas tienen neumáticos off-road, equipo de radio con antena de largo alcance, cuñas de plástico reforzado (para trabar las ruedas al estacionar en pendiente), jaula de seguridad en el habitáculo, suspensiones con amortiguadores “petroleros” (más duros y robustos que los convencionales), stickers fluorescentes y protectores para las tuercas de las ruedas. Cumplen una función múltiple: evitan la formación de corrosión -por la gran presencia de salitre en el ambiente-, pero también impiden que se aflojen (o ajusten de más) las tuercas de las ruedas.
El problema: por exigencia de las aseguradoras de riesgo de trabajo (ART), las compañías mineras están obligadas a desprenderse con rapidez de estas pick-ups. Las que circulan por los terrenos más severos y áreas de mayor peligro, deben venderse con sólo 10 mil kilómetros. Otras se venden a los 50 mil kilómetros. Según pudo saber Autoblog, ninguna minera chilena tiene pick-ups en sus flotas con más de 100 mil kilómetros.
¿Y qué se hace con tantas pick-ups usadas? La mayoría se vende a empresas que no tienen las mismas exigencias de las aseguradoras: flotas de transporte urbano y trabajo agrícola, por ejemplo.
Pero algunas mineras lo resolvieron de manera más original: crearon sus propias compañías de alquiler de vehículos y hoy compiten en Calama contra los tradicionales autos de Avis y Hertz.
Según el tarifario de Expedia (una especie de Trivago para el alquiler de autos), en Calama se puede alquilar una Hilux minera por 90 dólares por día, con seguro incluido. Por más que haya que agregar el costo del combustible, manejar “tu” chata por el desierto siempre resultará mucho más barato (y divertido) que contratar excursiones en combi (la mayoría en Atacama son Mercedes-Benz Sprinter, también argentinas).
Lo bueno de alquilar una Hilux minera es que podés darle el trato que jamás se te ocurriría brindarle a los Toyota Yaris, que Hertz alquila en Calama. Con la Hilux podés recorrer Atacama a campo traviesa, atravesar salinas, trepar montañas y lo mejor de todo: tenés una gran caja de carga para llevar bicicletas y todo lo necesario para hacer camping en el desierto más árido del planeta.
"How cool is that?", me dijo un gringo en los Ojos del Salar, mientras se subía feliz a su rústica chata argentina.
C.C.
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