Por Leonardo Valente
@LeonardoValente

Primero de febrero, mail de C.C.: "8 y 9 de marzo: Nissan presenta en San Pablo (Brasil) a su equipo de cracks de Silicon Valley. ¿Querés cubrir el evento para Autoblog?"
-¡Obvio!

Así empezó mi primera cobertura “oficial” para Autoblog (ya habíamos hecho algo con el Salón de Vehículos Eléctricos, pero fue más freelance), gusto y orgullo en la misma actividad. De la mano del equipo de comunicación de Nissan Argentina, nos movilizamos hasta San Pablo una comitiva de unas 20 personas, aparte de varios ejecutivos de la firma.

Se destacaban dos grupos notorios. El de los periodistas fierreros, una formación compacta de personas que logran una agradable camaradería para contar las novedades del mundo automotor. Y los geeks, una novedad para este sector (pero que van a ver cada vez más seguido), consistente en periodistas de tecnología de varios medios grandes (y con emprendimientos personales), más acostumbrados a evaluar celulares o ir a la CES de Las Vegas, que a un salón del automóvil.

Y, en el medio, quien escribe: un verdadero híbrido en honor a lo que más me gusta hacer en la vida, un nerd de pies a cabeza que sabe todos los componentes de un motor desde que su abuelo lo sentaba a los dos años, en el confortable living vano motor de su Ford F100.

Y es que, señores, el mundo cambió: lo admiten los mismos funcionarios de las empresas, los lanzamientos más notorios de la industria automotriz ya se dan en esa mega exposición electrónica con la que se inicia el año, o en el reciente Congreso Móvil de Barcelona, donde no sería extraño encontrar un pabellón automotor a partir del año próximo. Es más: tanto Audi como Porsche acaban de solicitar su ingreso como miembros a la GSMA -la asociación que vincula a las operadoras de telefonía y su industria en general-, organizadora de este evento.

Y es que los automóviles no son más elementos aislados del entorno que trasladan personas con mayor o menor nivel de recompensa emocional a sus conductores. Son parte de una red conectada en la que resuelven ya no solo problemas de movilidad, sino de comunicación, entretenimiento, y por qué no pensar en un futuro cercano de salud, descanso, gestión energética o espacio de trabajo. Y sobre eso precisamente apuntó sus cañones la gente de Nissan, en un espacio especialmente acondicionado para hacernos sentir más en un Coworking o un Hackspace (estos lugares donde los emprendedores se juntan a compartir recursos y hacer cosas), que en un salón de ventas con olor a elastómeros o cuero recién cosido: impresoras 3D, carteles led, cocina molecular y una llamativa impresora de fotos sobre la espuma del café eran parte de una ambientación definitivamente más allá del típico lanzamiento de un auto.

Que lo hubo, porque la noticia más esperada por la prensa fierrera llegó rápido: durante el próximo año fiscal de Nissan (que termina en marzo de 2019) se ofrecerá en la Argentina el nuevo Leaf (ver nota aparte), que seguramente deberá pasar un nuevo proceso de homologación -así como en otros siete países de Latinoamérica-, enfatizando que será el nuestro el primero en tenerlo.

No se especificaron precios ni detalles de equipamiento. Tampoco se encontraba en exhibición: lo más parecido que pudimos traernos fue un modelo a escala impreso en 3D (insisto, le quedan dos o tres años nada más a las polémicas colecciones de autitos) y otra versión en chocolate cobertura, como regalo al final de la jornada. Y es que el evento venía por otro lado.

No sé si fue específicamente por razones de disponibilidad del producto o las ya mencionadas homologaciones que no pudimos tenerlo en vivo, pero me atrevería a pensar que lo más relevante era que el Leaf no captara toda la atención como en un lanzamiento convencional: la presentación de Juan Manuel Hoyos, gerente de Marketing para Latinoamérica, estuvo mucho más enfocada en las inversiones recientes de Nissan en compañías de Carsharing, las tecnologías híbridas y eléctricas o la disposición de este vehículo no como transporte, sino proveyendo electricidad a un estadio completo, durante un evento deportivo.

Porque de eso consiste el Stack (conjunto tecnológico) al que denominaron Nissan Intelligent Mobility y que fue el centro del evento: Manejo, Potencia e Integración.

El Manejo primero consiste en incorporar tecnologías de conducción autónoma de manera gradual, pero muy rápida, con una agenda ambiciosa que incluye capacidad de mantenimiento de carril en muchos modelos actuales (particularmente en el nuevo Leaf) disponible desde 2016, la incorporación este año de manejo multicarril, lograr para 2020 habilidades en ciudad, y poder ofrecer en 2022 (a la vuelta de la esquina) capacidades completamente autónomas en un vehículo convencional.

También se presentó un video muy interesante ambientado en Tokio, donde un autónomo brindaba servicios a múltiples y variados usuarios a lo largo del día, muy parecido a la publicidad en el aire de un producto regional bien diferente, pero sin conductor.

La estrella del componente Potencia es la creciente electrificación del tren de fuerza de los vehículos, no solo en la propuesta del Leaf -el eléctrico más vendido del mundo, ahora en su segunda generación- sino iniciativas en integración con biocombustibles o híbridos donde el motor no está conectado a las ruedas (eléctricos de rango extendido, es el nombre que le dan otras marcas) como el Note e-Power, que en Japón logró desbancar a su archirrival Toyota Prius en el liderazgo en ventas durante 2017, a partir de la incorporación de esta tecnología que promete un manejo mayoritariamente sin emisiones sin compromiso de autonomía en viajes más largos.

Finalmente, la Integración es probablemente la más ambiciosa de las tres iniciativas: en un mundo donde de manera acelerada se definen cambios de estándares y normativas, como respuesta a la evolución tecnológica y la creciente recepción del público, la marca se apunta a compartir sus avances para la construcción de un ecosistema de conductores, autos y comunidades que produzcan efectos de red que mejoren la experiencia y calidad de vida de los usuarios.

También bajo esta área se encuentra la voluntad de integrar sus vehículos con baterías a la red eléctrica, para realizar una gestión inteligente de carga y descarga en la que los autos no sean un obstáculo, sino una ayuda para optimizar la disponibilidad energética en horarios pico y aprovechar al máximo la generación que no puede ser detenida en horarios nocturnos o valles de consumo.

En todos los casos, son iniciativas muy ambiciosas y sumamente complejas respecto de la cantidad (y calidad) de recursos que deben disponerse a tal efecto. La responsabilidad de explicar cómo vamos a llegar hasta allí estuvo a cargo de la doctora Melissa Cefkin, responsable del centro de investigación de Nissan en Palo Alto, Silicon Valley, y ex investigadora de NASA: la empresa desarrolla muchas características de movilidad inteligente en conjunto con el centro de investigación de esta Agencia en la base Ames, en Mountain View. A escasos minutos de allí, el mismo lugar que con recursos mucho más humildes, literalmente en el patio de atrás, vio nacer a nuestro proyecto Exponential Motor Company (leer más).

La nostalgia de ver los videos de prueba de autónomos en las mismas calles que durante tres meses recorrimos primero en bicicleta y luego en nuestro híbrido, fueron la introducción de un recorrido en el que Melissa se despachó acerca de las complejidades crecientes para desarrollar vehículos que puedan primero entender, y luego reaccionar de manera consistente a un entorno desafiante, donde lo cultural tiene muchísimo que ver: desde las calles ordenadas y respetuosas del Este norteamericano o Alemania, pasando por California y sus modos bastante más relajados, hasta verdaderos desafíos duros, como las calles de Latinoamérica (un video del Obelisco y su circulación, “I find this crazy”, dijo la doctora) y casi imposibles como Irán, donde la norma es que la gente corra entre los coches, como si tuviera paragolpes.

Luego tuvimos la oportunidad de tener un mano a mano con ella, con lugar para preguntas más específicas. Allí nos contó que su centro, con presupuesto en el orden de los millones de dólares (tenía marca personal asignada por el área de Prensa, así que muchos detalles no tuvimos en este punto), con un plantel de unas 70 personas donde lo normal no son los ingenieros, que los hay, sino los antropólogos, sociólogos, expertos en inteligencia artificial y cosas por el estilo, radicados allí en función de la combinación excepcional de “personas inteligentes y energéticas, y un entorno de emprendedorismo”, que facilita la innovación. En algún punto, las marcas han tirado la toalla en su búsqueda puertas adentro de estas capacidades de crear, y salen a buscar soluciones radicando sus centros de excelencias en áreas como el sur de la Bahía de San Francisco, o directamente las adquieren mediante programas de innovación abierta en asociación con grandes aceleradoras, en el caso de Nissan con Plug&Play, una de las más conocidas.

Una respuesta que me llamó particularmente la atención es la voluntad de Nissan de resolver de manera autónoma, valga la redundancia, los desafíos que implica la pobre infraestructura que hoy existe para el desarrollo de vehículos inteligentes. Cuando se presentó hace ya tres años el vehículo autónomo de la Ciudad de Buenos Aires (ver nota), uno de los desafíos más grandes que tenía el equipo liderado por mi genial amigo Alejandro Repetto fue mapear un entorno relativamente controlado como el de la pista del ACA y obtener la mayor precisión de receptores de GPS inerciales, para saber exactamente dónde estaban estos carritos de golf modificados.

En un entorno abierto, esto requiere una cantidad exponencialmente mayor de información, amén de redes de muy altas prestaciones como las que se despliegan en el futuro formato de redes de Quinta Generación, del cual aún no existen estándares universales y vemos como una novedad emergente. Sin embargo, la voluntad de la marca es trabajar en múltiples caminos como si estas redes no existieran (situación actual) ni fuesen a existir en el futuro. Es decir, enfocarse en Sensores y Machine Learning (una rama de Inteligencia Artificial), para que incluyendo parámetros tecnológicos y culturales el vehículo realmente no dependa de nadie.

Para eso trabajan en tres áreas fundamentales: Percepción del Entorno, Intersección de la información recibida por múltiples canales, y Predicción del comportamiento del resto para tomar decisiones.

Se trata de un objetivo muy ambicioso, pero se nota mucha confianza no sólo en la manera de comunicar los logros alcanzados, sino un plan de desarrollo para un futuro muy próximo que implica tener varios ases bajo la manga. Varios periodistas también consultaron, en esta mesa y la presentación general, acerca de las alternativas éticas de la conducción autónoma, las particularidades culturales, y en particular el rol de los seguros, fundamental en mi humilde opinión para la llegada masiva de estos vehículos: serán fundamentalmente los actuarios, y no los ingenieros ni los funcionarios, los que con su veredicto le den viabilidad a la circulación de estos nuevos automóviles, cuantificando la responsabilidad de las personas y compañías ante situaciones de siniestros.

La experiencia de Nissan Futures representa un hito significativo respecto de acercar la movilidad que se viene a Latinoamérica. Es una de las primeras ocasiones en las que una marca tan significativa va más allá de la gacetilla o el video sobre lo que están haciendo a miles de kilómetros y nos trae de manera concreta personas que protagonizan el cambio, junto con anuncios concretos de productos que van a acortar las diferencias con fenómenos globales muy concretos, esto es importante y novedoso: empezamos a estar en el radar.

Cambian las épocas, las formas de movilizarnos e interactuar con los automóviles, y este es un claro ejercicio de liderazgo que va a rendir sus frutos en un futuro no muy lejano. Esa es la idea, y un camino que con seguridad vamos a ver recorrer al resto de la industria de manera prácticamente inmediata.

L.V.

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