Escribe Jerónimo Chemes
Fundador de La Chata Solidaria
Es difícil escribir. En este viaje no hubo barro ni situaciones límite a nivel vehículos. Pero sí las hubo a nivel humano. Atender gente en la selva chaqueña y cambiar vidas fue tan fuerte que ni los más duros esperábamos esta intensidad.
La Chata Solidaria atendió a tanta gente que lo resumimos de esta manera:
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Una punta, el principio de la vida: nos trajeron un bebé de cinco días, con el cordón umbilical que aún no se había salido. Por Dios… cordón umbilical… el principio de todo.
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La otra punta: un señor muy mayor, que había sufrido un ACV y estaba en una silla de ruedas. Lo tuvimos que ir a buscar y llevarlo a su rancho. No sólo se atendió en todas las especialidades, sino que lloró desconsoladamente con una de las psicólogas.
En el medio hubo hasta casos de lepra, enfermedad podríamos decir medieval. Lepra. Nunca imaginamos ni remotamente lo que encontramos.
Lo importante no es el detalle fino, eso se los resumimos a continuación. Lo importante de verdad está al final, donde ustedes leerán los sentimientos de los profesionales intervinientes, sin el filtro de nuestro estilo.
Este fue el viaje más grande en cantidad de gente en la historia de LCS. En total, fuimos 19 personas. Desde Buenos Aires salimos 15. Allá se sumaron Mila (desde Salta) y Facundo y las hermanas (desde Chaco). Además, llevamos una Ford Transit hasta el techo de donaciones y las Ford Ranger a pleno en volumen también.
El equipo estuvo compuesto por: cuatro del núcleo duro de LCS (Tomás, Claudio, Nico el odontólogo albañil y plomero y yo). Una farmacéutica para administrar los medicamentos, Mila Gutierrez Vladislavic (bioquímica farmacéutica MN 13678). La doctora Claudia Machado, médica clínica (MP 115062). La doctora Cristina Sierra, médica generalista y familiar (MP 113374). La dermatóloga Eleonora Alves (MP114833). La oftalmóloga Victoria Alejandra Ariasgago (MP117981, MN160232). Luego debido a la demanda se agregó Luis Emanuel Rodrigo (MP 6055) y sus hermanas desde Chaco mismo. El odontólogo Nicolás Tissone (MP91459 MN33232) que es núcleo duro de LCS debido a su sana locura y capacidad de resolución. Mariana Chemes y Matías Corvalán, para tareas generales. Y las licenciadas en Psicología Georgina Milei (MN31390), Martina Gaddi (MN50904) y Paola María Belén Perlo (MN32074). También viajó el pequeño Fermín Carmona.
Antes que nada sepan que esto creció de manera increíble en cuanto a recolectar apoyo:
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Ford nos prestó tres Ranger Configuración LCS (dos de ellas ya habían venido en diciembre, la gris del malacate y la roja) y una Transit Furgón cerrada motor 2.2.
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Megatrans nos dio cuatro satelitales portátiles (sí, portátiles) de los que se usan para por ejemplo rastrear las urnas en los comicios. Además, nos consiguió un importantísimo descuento en un mayorista donde fuimos a comprar alimentos de urgencia, porque estábamos cortos.
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La Sucursal Rosario de LCS llenó una Ranger con donaciones.
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Desde Córdoba vino muchísimo, incluso una mesa de ping pong. Se llenó otra Ranger.
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Desde el Hospital de San Clemente mandaron muchos alimentos.
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Desde Corrientes vino una Ranger Cabina Simple (casualidad…) al pueblo base de una familia, que donó pupitres en excelente estado.
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Desde Mar del Plata mi amigo Víctor mandó un pallet completo con mercadería.
En los centros de recolección se juntaron cosas. Cada miembro del viaje juntó en su lugar de laburo. En la cuenta del banco recibimos apoyo. La TV pública puso su pantalla para nosotros e incluso fuimos en vivo a recolectar a la puerta y vino gente.
El apoyo crece sin pausa. No podíamos desperdiciarlo. El desafío era… ¡como organizar todo!
Cruzar el país con casi 20 personas, montar un pequeño hospital en la selva chaqueña, atender a cientos de personas, proveer a dos colegios con mercadería y volver sanos y salvos es una tarea titánica. La organización es crucial. Sino, malgastás recursos valiosísimos.
Bueno…
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Bienvenidos al Impenetrable Chaqueño - Viaje 17 Médicos y Psicólogas 2017
Nosotros sabíamos que iba a venir gente. Mucha gente. Por eso nos tomamos un día previo en el colegio para acomodar todo y hacer consultorios. Incluso, por la falta de espacio, convertimos la Transit, una vez vacía, en un consultorio oftalmológico móvil. De todos los usos que Ingeniería pensó para Transit y Ranger, ser consultorios médicos seguro que no lo pensaron, pero LCS les encontró otro uso más.
Todo quedó listo, cada especialidad tenía su lugar separado e incluso había un ambiente con medicamentos que eran entregados por Mila. Sí, leyeron bien. Había una farmacia con una farmacéutica en el Impenetrable.
Claudia atendía clínica general. Cristina, pediatría y clínica general. Nico, odontología. Vicky y Facundo, oftalmología. Eleonora, dermatología. Martina, Georgina y Paola, psicología niños y adultos. Mariana (mi hermana) hacía el orden general de atención. Matías, Claudio, Tomás Sebastián y yo, tareas generales.
El éxito fue de tal magnitud que durante los tres días de atención, vinieron más de 350 personas. Incluso pusimos las Rangers a disposición para trasladar gente desde el pueblo y desde otros parajes.
Como referencia, el hospital del pueblo atendería no más de 15 números por día. La gente del pueblo vino a ver a los médicos de LCS en vez de ir al hospital. Sin palabras.
¿Saben por qué? Porque los profesionales de LCS los atienden con amor. Les dan tiempo. Los escuchan. Los tratan como personas.
Algunas fotos:
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Martina y Paola en la salita del jardín con los niños, de noche en la oscuridad, con frío y una linterna, viajando al espacio, adentrándose en el mar, en la búsqueda de sueños, de sus propios sueños y anhelos de felicidad.
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Claudia abrazando al señor en silla de ruedas, para luego trabajar interdisciplinariamente con las psicólogas, “las escuchantes”.
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Cristina haciendo las curaciones en el cordón umbilical y enseñándole a la mamá como hacer con un bebé de 5 días. Cinco días, hermano.
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Georgina conteniendo al señor con lepra, parada al lado de la parrilla, escuchando su llanto desgarrador.
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Eleonora explicándole a una mamá cómo ponerle una crema en la piel a su bebé, con paciencia.
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Victoria, que literalmente vivió en la Transit dos días y que había que forzarla a que pare y salga un rato a tomar aire.
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Martina, en el medio de la tierra en ronda con unos niños.
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Paola, con otros niños con una batería que fue donada, haciendo música con el latido de sus corazones.
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Mila, que entregó medicación prescripta a dos manos sin parar y explicaba con una paciencia zen cómo tomarla.
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Mariana, mi hermana, que se cargó la organización de todo y manejó cientos de personas sin mostrar signos de cansancio.
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Facundo y las hermanas, que vinieron a reforzar a Victoria con equipos de última generación que trajeron igual, al medio del monte chaqueño.
Lo de los profesionales en el colegio funcionaba tan bien que los del núcleo duro nos fuimos a otro colegio distante, a una hora del nuestro, a ayudar y dejar donaciones.
Sí, LCS ya empezó a ayudar a otro colegio más. Es similar al actual. Necesitan de todo. Incluso, por la desesperación, las familias de esa comunidad nos pidieron ver a nuestros profesionales, por lo cual pusimos los cuatro vehículos para trasladarlos de ida y de vuelta.
Los vehículos de Ford trasladaron por la selva chaqueña a otra comunidad entera, ida y vuelta, sin parar, para que nadie se quede sin ser atendido.
Por suerte, no había barro pero sí algunos arenales bravos, que no fueron desafío real. De hecho, nunca fue necesario usar la doble tracción ni el bloqueo de diferencial. Todo era muy, muy despacio, porque llevábamos la carga más pesada: no se mide en kilos, se mide en amor.
Yo sé que los del núcleo duro de LCS son personas con un temple especial, que los vi hacer cosas indescriptibles sin bajar los brazos. Gente diferente. Pero debo reconocer que los profesionales “no LCS” que vinieron, excedieron las expectativas en todo sentido.
Ustedes que nos siguen, saben que ser parte de LCS implica una entrega total por el prójimo. Un profesional de la salud médico o psicólogo tiene conocimientos de su profesión que pueden ser mayores o menores. Para ejercer su trabajo deben contar con un mínimo de infraestructura y conocimientos. Cuando hay infraestructura, todos trabajamos bien.
Pero LCS te lleva a un lugar donde la infraestructura es escasa y te arreglás con lo que hay. Todo se hace de la manera más profesional posible, administrando los recursos disponibles en un lugar dónde… no hay recursos.
Pero aún así siempre nos arreglamos para que lo que hacemos sea de calidad. Tanto las obras como la atención médica. Para eso ponemos el corazón en todo lo que hacemos.
Sabíamos la calidad profesional y humana de los profesionales que vinieron. Vi a los médicos y las psicólogas poner el alma en cada atención a cada persona, sin cesar hasta quedar al final del día agotados.
Pero no agotados en lo físico. En lo emocional. Nunca bajaron los brazos. Ellos son los verdaderos héroes de este viaje que sin dudas sentó las bases para replicar el modelo de salud de LCS en el corto plazo. La gente que vino se fue curada y sobre todo amada. Porque fueron tratados como personas.
A continuación, las vivencias de los verdaderos héroes de este viaje, los profesionales intervinientes:
* María Cristina Sierra, médica generalista y familiar: “Para poder resumir lo vivido primero tengo que pasar sentimientos a palabras y creo que es lo que más me ha costado. Como profesional me sentí como hacía mucho no me sentía... plena y sencillamente útil. Como persona, me encontré desbordada en emociones, por un lado la cruda realidad de quienes ni siquiera son olvidados porque para eso deberían haber sido reconocidos alguna vez y por otro lado la sencillez, humildad, el agradecimiento de una mano estrechada, de una sonrisa o de ese brillo en los ojos que no se olvida porque cala hasta los huesos. Como equipo, me sentí parte desde el momento cero, porque desde la heterogeneidad y sin conocerlos creo que el fin en común dejo que el resto fluyera de la manera que fue: una armónica camaradería. Gracias por permitirme ser parte de La Chata Solidaria”.
* Paola Perlo, Lic en psicología: “Adentrarse en un túnel de tiempo sin tiempo, niebla de tierra, tierra de niebla, polvo, oscuridad, luz, más polvo, arenal, unión de cielo y tierra sin saber en dónde empieza el cielo en donde termina la tierra. El origen del origen. Personas, rostros, miradas, manos, ojos tímidos, chispeantes, anhelantes de escucha, de reconocimiento, latidos, almas, historias. Un viaje al corazón de la tierra. La clínica, en el corazón de la tierra. Mirar, escuchar, sostener, acompañar, recibir, dar, humanizar. Miradas que brindan existencia, almas que cobran existencia, brazos que abrazan, corazones que acojen, silencios que gritan, almas resonantes, ojos destellantes, lágrimas, coraje, miedo, abusos, soledad, desamparo, luces, sombras, bocas sonrientes, hambrientas, tristezas sin fin. Imposible tocar almas sin ser tocados. Angustia. Fe. Un privilegio, recibir y dar, para los que fuimos, para aquellos que nos estaban esperando, para los que recibimos y dimos amor. Para aquella mujer de casi 60 años cuyo dolor fue escuchado y contenido por alguien por primera vez, para ese hombre que cuida solo a sus hijos y padece una dura enfermedad, para esa niña que vio la luna en el techo de un jardín y se animó a soñar, para aquel que perdió la fe en la humanidad, y sintió el abrazo de otro que lo pudo escuchar, mirar, tomar. Para los que sienten que su destino está marcado y no hay salida, para los que fuimos y no volvimos igual, porque una parte nuestra quedó ahí enterrada en algún lugar, y otra nació de nuevo con ansias de resucitar. A todos aquellos que pude tocar en su sensibilidad y a todos aquellos que me conmovieron hasta las entrañas gracias, por permitirme llegar al corazón de la tierra, de la humanidad, donde el cielo y la tierra se juntan, a todos ellos gracias”.
* Martina Gaddi, Lic. en Psicología: “Trato de buscar las palabras justas pero no me alcanza, no puedo describir la mezcla de sentimientos y sensaciones que me generó estar allá. Encima la escritura no es lo mío. Es una pobreza diferente... sin reclamos. Se sienten agradecidos por el sólo hecho de mirarlos a los ojos y preguntarles cómo están (que no es poco). Sintieron que alguien se interesa por ellos, por lo que les pasa y creo que eso llena un poquito el alma. Nosotros dimos mucho pero lo que ellos devuelven también cuenta y para mí vale mucho. Que una nena que apenas me conozca venga y me diga ‘tía Martu’, que te pidan que vuelvas o que te hagan dibujos para que ‘no te olvides de ellos’ son cosas impagables... No pasa un solo día en que no piense en ellos...”
* Nicolás Tissone, Odontólogo: “Recibir un apretón de mano con esa piel de lija , o que te digan gracias esperaré a que vuelvan, con esa mirada triste y resignada, ver los nenes jugar en el pasillo, y la gente esperando sin ninguna clase de reclamo ni objeción alguna, ese sentimiento de emoción y nostalgia es el que me llevo a mi casa, luego del monte, volver al vorágine de la ciudad donde las quejas y reproches son infinitos, en fin seguir con la rutina de la cotidiana vida, ¡que viva la chata por mucho tiempo más! Como Galeano escribió: ‘Son pobres que no tienen dinero para pagar derechos que no tienen y ni siquiera tienen derecho de saber de qué se mueren’. Nunca fue tan real”
* Uno de los profesionales que no desea figurar: “No soy muy expresivo, pero les cuento que el corazón y el alma que tienen es digna de admiración... si todos aportarán el 10% de los que ustedes aportaran no necesitaríamos de ningún político para terminar con la pobreza en nuestro amado país. Por si no se dieron cuenta esas personas a pesar de vivir en condiciones muy malas nunca lo habrán escuchado quejarse de su condición... y es porque ellos son los sin voz... los que nunca se quejan. Ellos son los olvidados del Chaco... Lo fueron siempre y de nosotros dependen tratar de cambiar y que seamos nosotros sus voces. Ellos nunca se quejan... ellos nunca hacen piquetes o cortan las rutas... no quieren subsidios ni planes sociales.. Quieren que nos acordemos de ellos nada más... Son dignos de admiración cada uno de ustedes de LCS. Son una manada de locomotoras todos, ninguno es un vagón”.
* Matías Corvalán, primer viaje con LCS que seguro no será el último: “Quisiera destacar la enorme calidez que siento de estrechar la mano de los hombres, que toman la tuya con ambas. Las mujeres deben ser saludadas con dos besos, por costumbre y sobre todo por cariño. Siento particularmente que todos fueron agradecidos y atentos con el saludo, tal vez Sea porque nunca recibieron cariño tan genuino y desinteresado como el que tratamos de darles. Sorprende en una sociedad tan fría la calidez de la gente del impenetrable.
* Sebastián Mendez Trongé, miembro de LCS con incontables batallas encima: “Hay una frase que dice ‘el miedo nunca resolvió un problema’. El equipo de profesionales y apoyo de LCS de este viaje estuvo a la altura de las circunstancias y si bien para ellos era lo desconocido, en ningún momento demostraron anularse por el miedo y realizaron sus tareas con calidad y cariño. Esto da pié para grandes cosas que se vienen en LCS.
* Mariana Chemes (sí, es mi hermana): “Tratar de escribir lo que viví es meterme en un sinfín de preguntas que solo puedo describir y definir de una sola manera... uno cree que vive, que le pasan cosas, que tiene problemas, que no puede con el día a día, que necesita que sus días sean de 48 horas. Cuan poco valoramos, que poco vivimos y cuanto no entendemos el real significado de lo que es vivir. En el Impenetrable no hay preguntas porque no existen respuestas, solo se vive, se sonríe, se brinda amor, se sufre pero de una manera extraña, con un dolor que parecería no sentirse, sólo se transita. Este viaje es de ida, de aprendizaje, de valor, de comprensión, de saber que existe una vida que no conocemos. Existen personas que no esperan nada a cambio y que en cambio solo dan amor. Ahí es dónde llega LCS.”
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Una anécdota
Cualquiera de nosotros se vio en la situación de pedir un médico a domicilio. En cualquier ciudad. Los que tenemos hijos pequeños aún más, especialmente en invierno. Pedir un médico a domicilio de una prepaga es una vergüenza. Uno paga carísimo y tardan hasta seis horas y cuando viene el pediatra, el pobre médico te trata mal porque está desbordado, apenas te escucha y con suerte te receta algo. Nadie cura. Nadie escucha. Sos un número. Tu hijo no importa. También es un número. Eso sí, si te atrasas dos días en pagar te mandan el aviso. Lamentable, lapidario, el sistema es una vergüenza, los médicos no tienen nada que ver.
Bueno, al final del día tres de atención, un señor muy humilde nos dice que su mamá estaba muy mal y no podía venir. Mucho dolor de pecho. Que la próxima iba a tratar de venir. De ninguna manera. Nadie se queda sin ser atendido. De ninguna manera. Le pedí indicaciones de dónde era.
Era en… el infierno mismo. A 30 kilómetros por un camino de huella convertido en arenal profundo. “No es fácil pasar”, nos dijo.
Somos LCS. Y esa señora iba a ser atendida como fuera. Fácil no está en nuestro diccionario.
Cristina y Eleonora tomaron sus cosas y medicamentos de la farmacia, subimos a la Ranger del malacate. Cinturones. Encaramos, mamadera hermano, estaba feo, al punto que Eleonora dijo sentada atrás: “¡Esto es adrenalina pura!”. La chata iba de costado, bravísimo, pasando cerquita de los árboles, casi tocándolos. Un error ahí y era palo seguro. La Ranger es noble y se deja llevar bien de costado, es comunicativa, no te aísla del piso y permite presionar el límite a niveles altísimos.
Íbamos fuerte, para llegar antes de que oscurezca.
Llegamos. Rancho indescriptible. Señora se emociona. Nunca fue ningún médico a su casa en toda su vida. Me alejo, dejo a Cristina y Eleonora hacer su trabajo. Tenía 19 de presión. La escuchan. La revisan. Le hablan. La hacen sentir persona. La acompañan al “dormitorio” sin luz, sin nada. Se acuesta. Aplican inyección, con amor sin dolor. Calman.
Luego les explican a los familiares qué hacer apenas amanezca. Le dejan medicamentos y se aseguran que hayan entendido. Se despiden. Hay lágrimas de emoción. Nos vamos de noche. Volvemos al colegio.
Podemos decir que mientras el servicio de salud privado de las grandes ciudades es lamentable en su sistema de atención a domicilio, LCS puso dos médicos a domicilio en el corazón del Impenetrable en 25 minutos reloj, por el medio de los arenales. Y atendieron a la paciente como persona y no como número.
Saquen sus conclusiones.
Para terminar sólo les digo: prepárense, se vienen cosas muy grandes en LCS.
Ya saben: nunca esperen poco de nosotros, porque todos debemos estar bien.
J.Ch.
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Agradecimientos
Autoblog, Ford Argentina, Megatrans, Masterfix, TV Pública (“Pura Vida” y su producción), Hospital Británico, Maxi (Puntoseco.com), Georgie de Rosario, Gastón de La Plata, Laboratorio Alcon (Sandra), Laboratorio Poen (Damián Otero), Farmacia Speroni (Dolores), Dra. Celina Dianda, Dra. María Brinnand, Dra. Luciana Armengol, Dr. Daniel Galimberti, Dr. Rafael Iribarren, Dr. Guillermo Iribarren, NEA Servicios Integrales y Martín Badaro Blanc (por los pupitres que trajo especialmente desde corrientes al pueblo base), Hospital Municipal de San Clemente del Tuyú, M.Costas y M. Canosa, Grupo de Prejuveniles de Cosafa, la orquesta de la escuela y Grupo de Juveniles de la Municipalidad de Daireaux, pacientes de Dra. Naveyra y óptica Mezzanotte (por los anteojos donados).
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Por un arenal.
Mañanas frías: dos grados bajo cero.
Fermín viajó desde Buenos Aires para conocer nuevos amigos.
"LCS - No estamos solos", en la Transit.
Facu, atendiendo.
Claudio, genio de la lámpara junto a Nico, el odontologo que además de todo es electricista, arreglando el compresor.
Los hermanos Chemes, en el Impenetrable.
Martina, en ronda.
Llegó gente para atenderse, desde grandes distancias.
Maurito, con Paola.
Mariana organiza la lista de espera, mientras cuida a un niño.
Nico, atendiendo.
Paola y Martina, con la bateria y los niños. Expresarse a través de los ruidos.
Ping-Pong: la mesa viajó desde Córdoba.
Las Ranger, otra vez cargadas a tope.
Sebas y Tommy, ordenando los zapatos para luego entregarlos por la ventana.
Ford Transit Consultorio.
Tomás, con Maurito.
Ranger con servicio de urgencias a domicilio.
Tratamiento médico con amor.
Victoria en la Transit: en dos días no paró de atender pacientes.
Las chicas de La Chata Solidaria.
Los chicos de La Chata Solidaria.