Por Hernán Charalambopoulos
Publicado originalmente en www.vaderetro.com.ar

Esto de vivir en Parque Saavedra tiene la enorme ventaja de que te deja a mitad de camino entre “Pepino” y el resto de la ciudad. Esto hace que un domingo por la mañana puedas elegir con más tranquilidad el lugar de tus desayunos fierreros. La opción de la renombrada hamburguesería de Zona Norte (nunca sabré si es en Martínez, Acassuso o vaya a saber qué partido) o en este caso la recoletísima alternativa de “La Rambla”, en Ayacucho y Posadas, frente al Hotel Alvear.

Allí durante las mañanas del Día de Descanso del Señor, el “Colorado” Figueras junto a una alegre compañía (entre los que se destacan notables lectores de nuestro espacio) arman y desarman el mundo a voluntad, mientras desfilan por la mesa cafés, medialunas y cuando la charla toma cuerpo, algún que otro soft drink.

Bien sabía yo que el Colorado, en su inexplicable ambigüedad, ama por igual los autos bávaros de alta gama y los deportivos italianos. En verdad no es nada descabellado su pensamiento, ya que los BMW fueron durante años los Alfa Romeo mejor ensamblados del mundo… El medio corazón latino del laureado periodista y amigo, me quería presentar en este caso su nuevo juguete: un Fiat Coupe de los noventa, color blanco y en estado privilegiado.

La historia de la unidad en cuestión cuenta que ingresó al país por vía diplomática ya que Fiat Auto no importó ninguna unidad vestida de comunión. Lo confirmó el vendedor cuando en los papeles figuraba el nombre de un agregado naval, cultural o paracultural (no sabemos bien) de la Embajada Española.

Esta versión de dos litros y 16 válvulas desboca unos 145 caballos, que son más que suficientes para entregar las mejores sensaciones. En verdad, el motor se destaca sobre todas las cosas por ser muy elástico y, sin ser nada de otro mundo, tiene un adorable murmullo que recuerda la voz de una amante después de una noche agitada, pidiéndote un trago de agua.

Youngtimer por definición y clásico por derecho adquirido, este enigmático y en su momento revolucionario Coupe fue diseñado por el histriónico Chris Bangle, cuando estaba todavía al frente del Centro Stile Fiat, allá por los comienzos de los noventa. Junto a la Barchetta representaron un baño de renovación para una marca que venía haciendo las cosas bien, pero que necesitaba un golpe de imagen potente, que sin dudas obtuvo con estos dos autos.

La línea, cuanto más pasa el tiempo, más se hace querer, aunque convengamos que en mi caso fue amor a primera vista.

Extraño, pero muy bien proporcionado en sus volúmenes generales. Irregular y vestido con lenguajes poco ortodoxos para los años que corrían, en donde las curvas y las superficies derretidas al sol californiano dictaban parámetro de estética, este Coupe de gallarda expresión desafía a su contexto a fuerza de irreverencia en cada detalle. Por momentos da la misma sensación que ver a tu chica peinada como un plumero, saludándote desde lejos y pensás: “Uh… ¿qué se hizo en la cabeza?”, pero a los pocos segundos te das cuenta de que le queda muy bien.

Es sólo un “attimo di panico”, como dicen los que inventaron este auto, en su lengua madre.

El Fiat Coupe es un deportivo de gran carácter y mucha personalidad que me compraría mañana mismo, sobre todo si encontrara uno de los poquísimos 20v Turbo de cinco cilindros en color celeste pastel, que entraron durante los dorados años del Segundo Menemato.

¡Felicitaciones, Colorado!

H.Ch.

***

“Desayuno de domingo”, por Hernán Charalambopoulos
“Desayuno de domingo”, por Hernán Charalambopoulos
“Desayuno de domingo”, por Hernán Charalambopoulos

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com