El primer ejecutivo que se animó a hablar del tema a micrófono abierto fue Ernesto Cavicchioli, vicepresidente de Hyundai Argentina, durante la conferencia de prensa del jueves pasado: dijo que su marca decidió no importar autos de Brasil, porque se expone a las multas que anunció el Gobierno para las automotrices que no cumplan con el Flex.
Se llama Flex a la tasa de intercambio que rige el acuerdo automotor entre la Argentina y Brasil. Implica que, por cada dólar que exportan las automotrices argentinas, están autorizadas a importar 1,5 dólares en autos brasileños.
Ese Flex pocas veces se cumplió, pero en noviembre del año pasado el Gobierno publicó en el Boletín Oficial un decreto donde anunció que multará a las automotrices que no cumplan con el acuerdo. Fue la primera vez que se las intimó por esa vía. El Ejecutivo anunció que en 2019 analizará los casos marca por marca, porque algunas lo respetan y otras están muy desfasadas.
El desequilibrio en el Flex es un problema crónico de la industria automotriz argentina, pero hoy está muy desequilibrado por la crisis de Brasil. Muchas marcas están importando más autos brasileños de lo habitual, porque las fábricas de ese país los están ofreciendo a precios tentadores, ante un mercado propio deprimido. Son los modelos que fogonean las guerras de precios y bonificaciones, que se ven en los concesionarios argentinos desde hace un año.
Sin embargo, las automotrices que no están cumpliendo con el Flex le restan importancia al problema. Los ejecutivos prefieren no hablar del tema on-the-record. Y aseguran que en dos años equilibrarán la balanza, que hoy está claramente inclinada hacia las importaciones brasileñas. También especulan con la posibilidad de que el Gobierno dilate o suavice la aplicación de las multas.
El monto del castigo para los incumplidores no será menor: el decreto del Boletín Oficial anunció que se ejecutarán las garantías hasta que las marcas compensen con fondos propios el exceso de importaciones. Hablamos de varios millones de dólares.
El Diario BAE publica hoy más información sobre este desequilibrio en el sector. Y cuenta cómo el desbalance ya está afectando a las autopartistas argentinas.
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Nota del Diario BAE Automotrices siguen importando más que lo permitido desde Brasil
Por Francisco Martirena Auber
En una mera continuación del comportamiento registrado en el 2016, varias terminales automotrices siguen comprando vehículos en Brasil por encima del límite establecido por el acuerdo bilateral, perjudicando a los autopartistas y postergando el desarrollo local.
Fuentes privadas indicaron a BAE Negocios que la violación del "flex" de 1,5 dólares (relación importaciones-exportaciones), acordada con Brasil en el 2015, sigue su curso y el Gobierno observa la situación sin siquiera pedir explicaciones a las terminales.
Desde esta cadena industrial señalaron que "el Gobierno debería, como mínimo, llamar a cada empresa y marcarles cómo están pisoteando el ‘flexÂ’". Cabe aclarar que aprovechando el margen normativo que da el convenio bilateral, que permite compensar estos excesos hasta el 2019, las automotrices siguen acumulando operaciones de compras de vehículos en dólares que deberán equilibrar para no ser multadas.
La pasividad del Gobierno es llamativa cuando la industria local atraviesa un período de severa crisis, con fábricas semivacías, despidos y suspensiones en Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires. Como informó este medio, los patentamientos locales tienen una composición de más del 60% de vehículos importados, en su mayoría de Brasil y seguidos por México y Asia.
Al analizar las ventas minoristas, entre enero y febrero, el 64% de las unidades vinieron del exterior. En ningún momento, la ignorancia hacia el acuerdo fue desmentida por las empresas, y el ingreso de autos excedió largamente el coeficiente flex, que define el grado máximo de desbalance comercial entre la Argentina y Brasil, en los sectores de autos terminados y autopartes.
Lógicamente, Brasil seguirá colocando su sobrestock en el país, ya que su mercado interno no reacciona. El acuerdo sellado a mediados de 2015, que fue una prórroga por 5 años hasta 2020, dice que por cada dólar exportado por la industria automotriz, la Argentina debe importar 1,5 dólares desde el mayor socio comercial.
Como hubo meses en los que el desbalance llegó a 1,8 dólares, ahora las automotrices deberán compensar con más exportaciones, aunque tiene un plazo de 2 años para hacerlo.
La crisis económica de Brasil condenó al sector autopartista que registró un déficit comercial de 5.818 millones de dólares en el 2016, uno de los más altos dentro de la actividad manufacturera.
Las exportaciones de autopartes tuvieron en 2016 una nueva caída, retrocediendo el 9% con relación al año anterior, alcanzando 1.508 millones de dólares. Para encontrar un valor tan bajo hay que retroceder al año 2004, señaló la cámara AFAC en su informe de comercio exterior.
Por su parte, las compras externas de autopartes disminuyeron un 8% el año pasado, alcanzando los 7.326 millones de dólares, porcentaje acorde a la retracción de la producción argentina de vehículos del 9,2% en 2016.