Los cuatro escapes, la firma de diseño de todos los modelos de Pagani, quedaron doblados. Y se quebró una parte del difusor trasero, en fibra de carbono. Los daños no son muchos, pero el choque que recibió el Pagani Zonda F de Jorge Gómez fue la noticia del fin de semana en Punta del Este.
Los videos del impacto (ver abajo, desde dos ángulos) fue nota de tapa en los portales de Argentina y Uruguay. Llamó la atención por la rareza del auto (uno de 25 producidos, vedette de la temporada de superautos en Punta, ver nota aparte) y por lo insólito del accidente: el Zonda F fue chocado por un camioncito Kia 2500, cuyos ocupantes estaban distraídos filmando, justamente, al Pagani que viajaba delante de ellos. Cuando el tránsito se detuvo, de manera imprevista, los frenos Brembo del Zonda fueron demasiado rápidos para los reflejos del conductor del Kia. ¡Crash!
El Zonda era conducido por su propietario, el empresario argentino Jorge Gómez. Y en el asiento del acompañante viajaba su amigo, el piloto argentino Matías Rossi, quien ese día iba a manejar por primera vez el Pagani. Nadie resultó herido.
Autoblog entrevistó a Jorge Gómez para conocer más detalles del famoso incidente y, de paso, para saber un poco más sobre su Zonda F.
-¿Cómo se produjo el choque en Punta del Este?
-Estaba con Matías Rossi, que quería probar el Zonda. Veníamos a 60 km/h. Un auto frenó de repente, se paró todo el tránsito y me llevaron puesto. No lo podía creer. Llevo 12 años y 100 mil kilómetros manejando diferentes Pagani Zonda en todo el mundo. El único problema que tuve fue en Alemania: viajaba en el Zonda naranja a 300 km/h por una autobahn, pisé un pedazo de neumático roto y sólo rompí el spoiler delantero. Pero nunca me imaginé que me iban a chocar de esa manera.
-¿Qué pasó después del choque?
-Me bajé, vi lo que se había roto y me fui. Ni siquiera le pedí los datos al que me chocó. Por suerte, el golpe fue leve y los daños son cosméticos. Pero se enteró todo el mundo. Hasta Horacio Pagani me llamó desde Italia, para tranquilizarme: “Cambiaremos lo necesario”, me dijo. Es un genio. .El auto anda perfecto. Matías lo probó y le encantó. En el primer momento del choque me amargué, pero pasé tantas cosas en la vida que esto es una boludez. Me escribieron desde todo el mundo. El Zonda es un caño y nunca me dejó a pie. Tuve muchos autos deportivos, pero este es el mejor supercar del mundo. Horacio me dice que soy el que más lo disfruta en el mundo.
-Llama la atención que este Zonda F tenga patente de Paraguay. ¿Por qué?
-Porque el auto no está homologado en la Argentina y, por lo tanto, no se puede patentar. Tengo una empresa en Paraguay y el auto está declarado ahí. Además, Paraguay es el principal mercado de exportación de los artículos eléctricos que mi fábrica Roker produce en la Argentina. Amo Paraguay y hay muy buena gente en ese país. Tardé once años en terminar de pagar este auto. Todos los propietarios son multimillonarios, yo soy un soñador y creo que nada es imposible en la vida. Lo compré gracias a mi amigo Enrique, que está más loco que yo, pero a pesar de que no le gustan los autos deportivos, me ayudó igual. Horacio Pagani se reía cuando le conté que “necesitaba pedal” para pagarle. Pero el mundo que conocí gracias a estos autos es increíble. La familia Pagani me abrió sus puertas.
-¿Cómo es el cliente promedio de un Pagani?
-No sé si yo soy el cliente promedio. Mi primera casa era una prefabricada con techo de cartón. Pero mi mamá, que hoy tiene 82 años, siempre me dijo que yo era inteligente y que todo lo que me propusiera lo iba a lograr. Y yo le creí. Hace 34 años que tengo mi empresa Roker, que produce y exporta desde Argentina a todo el mundo.
-¿Y entonces? ¿Cómo sería el cliente promedio?
-Te lo explico con una anécdota. Un día fui a cenar a la casa de la familia Pagani y tenían un invitado. Era Eddy Cue, vicepresidente de Apple. Había viajado desde California para probar en pista el Zonda R. Yo aproveché mi amistad con Horacio y también lo probé. Recién había salido en iPhone 5 y yo tenía el 4S. Le dije a Eddy que me estaba obligando a tirar mi teléfono. Era una broma, por supuesto. Después, en la cena, Horacio le contó a Eddy sobre mi colección de capots pintados por artistas plásticos y Eddy me dijo que entonces me iba a regalar un iPhone 5 para que lo interviniera también: “¿Lo quiere blanco o negro?”, me preguntó. “Blanco, para negro ya estoy yo”. Ahora con el iPhone de Eddy, que tiene su autógrafo, voy a hacer una escultura.
Entrevista de C.C.
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VIDEO: Chocan al Pagani Zonda F en Punta del Este