Texto y fotos: Carlos Alfredo Pereyra
A este hombre te lo podés cruzar un día cualquiera por el barrio, sea en la panadería, o cuando va a ensayar con su banda, o cuando da clases diseño automotriz en ITM. Ahí, en la zona que abarca entre San Andrés y Villa Ballester.
Soy afortunado, tengo el privilegio de verlo los jueves cuando compartimos clases. Además, es un orgullo estar con él en el mismo equipo de ProtoProyecto I+D. Lo hemos nombrado más de una vez aquí en Autoblog, y oportunamente destacamos su arte y técnica en esta nota.
Nuestras conversaciones transitan diferentes temas, pero es recurrente situarnos en la época en la que reinó el coche que ilustra esta nota. No es para menos: esta fue la respuesta de Enzo Ferrari a la mojada de oreja que le propinó Ford en las 24 horas de Le Mans de 1966, con sus tres GT 40 llegando primeros, y cruzando la línea de meta juntos.
Al año siguiente, la casa de Maranello tenía listas las 330 P4 (sucedían a las P3) y devolvieron el golpe: duro y de visitante. El baldazo de agua fría fue en las 24 horas de Daytona, con un contundente 1-2-3.
Esos tres coches eran los únicos chasis que se construyeron, con los números 0856, 0585 y 0560 (uno de ellos era un P3 modificado). Originalmente se carrozaron como cupés, aunque posteriormente se transformaron en Spyder para participar en la carrera BOAC 500, en Gran Bretaña. Hubo un triunfo más en los 1000 Kilómetros de Monza, y en Le Mans ‘67 hizo podio con un tercer puesto. Eso le bastó a Ferrari para ganar el campeonato mundial de marcas ese año. Sus pilotos fueron Chris Amon, Mike Parkes, Ludovico Scarfiotti, Lorenzo Bandini y el mismísimo Jackie Stewart, entre otros.
Hacia a finales de temporada, el 330 P4 quedó obsoleto por cambios en el reglamento, así que dos de las unidades se reconvirtieron para participar en la serie Can-Am norteamericana. Por lo tanto solo quedó una Ferrari 330 P4 original, el chasis 0856, el cual fue valorado en 2009 en 7.250.000 euros. Este ejemplar se luce en el video “One Sexy Beast” (ver abajo).
La Ferrari 330 P4 estremece.
El proyecto 330 P4 se basaba muy directamente en el 330 P3 usado en la temporada anterior. La principal mejora era un nuevo motor V12 derivado del utilizado en la Fórmula 1. Con cuatro litros de cilindrada, tres válvulas por cilindro e inyección Lucas era capaz de proporcionar 450 cv de potencia, treinta más que su predecesor, lo que lo colocaba en mejor posición para luchar contra sus rivales americanos. Su peso era de 792 kilos y tuvo un breve reinado: fue sustituido por la Ferrari 312 P.
Tal vez esa corta exposición de un año, con campeonato incluido, la haga más exclusiva o esquiva. Casi un alter ego de Pablo Bonetto, quien suele permanecer oculto un tiempo. Irrumpe, te deja knock out, y se retira para volver quién sabe cuándo.
Es como un eclipse, una alineación planetaria o un cometa. Es un suceso eventual, y siempre presagia algo sobrenatural. Así es Pablo. Como al pasar te dice: “Esto es lo que estoy haciendo para alguien que me lo encargó…”.
Esta Ferrari 330 P4 que hizo, la descubrí de casualidad cuando visité su taller y le estaba dando base. El Monstruo estaba interpretando a otro Monstruo. Ahí decidí que debía hacerle el seguimiento.
Este coche (que a la fecha en que se está publicando esto, ya marcha embalado hacia California) ha sido solicitado por un exquisito gentleman driver que entiende de obras de arte. Y ha recurrido a uno de los mejores en esto.
Así fue que hemos podido documentar fotográficamente parte del proceso de planificación, construcción y armado de este singular modelo a escala 1:8.
En poco más de un mes, trabajando unas 270 horas, Pablo Bonetto estudió fotos, dibujó su versión, esculpió un trozo de poliuretano para lograr esa carrocería espectacular, y moldeó resina para reproducir fielmente esas enormes ruedas y llantas; para convertir todo eso; gracias a su profundo conocimiento y sensibilidad, en un diseño de intrincadas curvas y contracurvas, que al tacto bien podrían pertenecer a Sofía Loren o alguna otra salvaje diva italiana de esos tiempos.
¡Los años sesenta siguen vivos!
Pablo te enseña su técnica, y te puede ofrecer todos sus secretos. Los resultados vienen solos y tarde o temprano aprendés a hacer algo así. Pero él predica con el ejemplo, así que el día menos pensado aparece con una caja de cartón, y de adentro saca una de estas joyas. Te humilla sin atenuantes.
Y se viene otro: ya está trabajando en un prototipo de los años setenta.
Apelo a una frase ya publicada para terminar este texto. No es lo correcto, pero me cito a mí mismo, en aquella nota de hace poco menos de un año: “Esto es apenas una muestra de lo que este prolífico artista industrial ha logrado en un país que sistemáticamente ha castigado a los hacedores. Por eso es que el mejor proyecto de Pablo es el próximo. Mantengamos los dedos cruzados para que así sea. Por tipos como él es que siempre debemos mantener intacta nuestra capacidad de asombro”.
Freddycam
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VIDEO: Ferrari 330 P4 - "One Sexy Beast"