Desde Stuttgart (Alemania) – Con 132 años de historia, Mercedes-Benz es la marca de autos más antigua del mundo. Pero hubo que esperar hasta el 2006 para que la firma de la Estrella tuviera un museo a la altura de su leyenda.

Se encuentra en Sindelfingen, muy cerca de los cuarteles generales de la marca en Stuttgart. Y Autoblog estuvo ahí, buscando las huellas argentinas a lo largo de la historia de la marca.

Como es sabido, la primera fábrica de Mercedes-Benz fuera de Alemania se instaló en la Argentina, en 1951.

En el museo no encontramos datos importantes sobre ese hito, pero sí se destacan los autos que tienen una inocultable impronta argenta.

Los más obvios: las maravillosas Flechas de Plata de Fangio. Está el W196R Streamliner con el que el Chueco ganó el Gran Premio de Reims de 1954. Fue el debut de un auto revolucionario, que le daría a a Fangio y a Mercedes el doble campeonato ese año.

También está el W196R Rennwagen, la evolución del Streamliner, pero sin las ruedas carenadas. Era el auto favorito de Fangio en los circuitos más trabados, porque no necesitaba tanta eficiencia aerodinámica y porque le permitía ver con claridad dónde pisaban las ruedas delanteras.

Sobre el Quíntuple hay varios pósters y una vitrina donde se exhibe su indumentaria completa de competición: capote de lluvia, casco, antiparras, guantes y botas.

Otro lugar destacado lo ocupa el 300 SE Rallywagen de las Suecas. Con este lujoso sedán de competición, Ewy Rosqvist y Ursula Wirth ganaron el Gran Premio de Argentina de 1963. Según descubrió la periodista Marlú Kirbus, las dos suecas estaban embarazadas cuando doblegaron en las rutas a 337 hombres (leer nota).

Sin embargo, la curiosidad argentina más entrañable es un LO1112, un colectivo porteño, fileteado y todo.

Es una unidad que, entre 1966 y 1972, prestó servicios para la Línea 6. El ejemplar pertenecía al chofer Héctor Prieto y fue restaurado por Mercedes-Benz Argentina, que lo entregó al Museo de Sindelfingen para colorear el sector dedicado a los vehículos de transporte público.

Según la definición de los museólogos de la Estrella, el querido bondi, “con su típica nariz corta, fue una postal muy común de Buenos Aires hasta bien entrados los años ‘80”.

C.C.

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En Sindelfingen, un espectáculo único: desfile de Flechas de Plata.

Está el aerodinámico Streamliner.

Y su evolución, con ruedas descubiertas.

Acá se sentó Fangio para ganar en Reims 1954.

La indumentaria del Chueco.

Avisos publicitarios en todos los idiomas, celebrando el éxito de las Flechas de Plata.

Modelo a escala del 300 SLR de Fangio en la Mille Miglia (¿hacemos una vaquita?).

El 300 SE de los Grandes Premios de Argentina.

Este Rallywagen fue corrido por Eugen Böhringer y Klaus Kaiser.

Pero toda la gloria fue para las Suecas.

En el sector de transporte de pasajeros brilla un colectivo porteño.

Es un L01112 de nariz corta.

Fue fabricado en la Argentina.

Y está fileteado hasta la médula.

Héctor Prieto fue su propietario original.

Nostalgia capicúa.

Paragolpes de madera.

Carlitos siempre está.

Mercedes-Benz no oculta ningún rasgo de su historia en este museo.

La sala favorita de Autoblog: los concepts futuristas.

Acá es donde se sacan números para decir: "¡Pero si yo tenía uno de juguete cuando era chico!"

Una verdadera panzada de autos e historia.

El favorito de Autoblog: el 300 SLR Uhlenhaut Coupé (leer historia).

No hay que confundirlo con el clásico 300 SL (que también está buenísimo).

Las huellas argentinas en el Museo Mercedes-Benz de Alemania
Actualidad en la puerta de entrada: avanza la alianza entre Mercedes-Benz y MV Agusta.

Viaje al Museo, gentileza del AMG T-Modell. La crítica completa se publicará este viernes.

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