El Club de Automóviles Clásicos tiene muchos eventos a lo largo del año, pero hay dos que se destacan por su enorme popularidad: Autoclásica (la próxima edición ya tiene fecha) y la Recoleta-Tigre (reservada para vehículos de preguerra).
Sin embargo, hay un evento que el CAC viene organizando desde hace años, y que cada vez cobra más notoriedad: el Desafío Vintage. Se trata de una competencia en pista, para autos y motos fabricados antes de 1950, que celebró ayer su edición más multitudinaria.
Hasta ahora, el Desafío Vintage se corría en Roque Pérez, lo cual significaba todo un desafío de logística (y confiabilidad) para los que llevaban sus autos andando desde Buenos Aires. Pero esta vez la competencia se mudó al más cercano circuito de Owners Club, en General Rodríguez. El resultado: la lista de inscriptos saltó de los 30 habituales a más de 70. Y el cupo admitido de público se completó a las pocas horas de anunciar el evento.
El Desafío Vintage es una especie de Autoclásica, pero en movimiento. Y a eso se suma la invitación a concurrir con vestimenta de época, para darle un toque extra al ambiente de la competencia. Si a eso le sumamos que el Día de la Independencia fue la excusa perfecta para servir empanadas, locro y arroz con leche, el evento fue perfecto.
Las competencias en pista arrancaron a las 10 de la mañana y continuaron hasta que comenzó a caer el sol. Los vehículos se dividieron en diferentes categorías: Baquets y Sports (1938), Vintage (1930), Post Vintage (1945), Motocicletas (hasta 1950), Cupecitas de TC (hasta 1945) y Monopostos (hasta 1945).
La única excepción fue para la Maserati A6 GCS2000 que llevó Mathias Sielecki. Corrió sola durante el descanso del almuerzo y el sonido de su motor alcanzó como disculpas por estar fuera del período admitido: se fabricó en 1954.
El Desafío Vintage tiene todos los condimentos para convertirse en el Goodwood Revival argentino: la competencia británica es toda una referencia a la hora de eventos de clásicos sobre pista, combinado con ambiente de época. Ojalá que los organizadores -despacio, pero con decisión- se animen a recibir más autos y público en las próximas ediciones. La base de un gran evento clásico, está.
C.C.
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