El publicista argentino Jorge Vázquez falleció hoy a los 73 años. Fue presidente del Consejo Publicitario Argentino y de la famosa agencia que llevaba su nombre.

La publicidad fue su vocación de toda la vida, pero ya desde la infancia su pasión fueron los autos. Y de las carreras

Era hincha de Fangio, Ciani, Meunier y Chevrolet. A fines de la década del ‘60, una idea suya dio origen al Equipo Peñaflor Competición, los famosos “Borravino”, que le permitieron conocer y entablar amistad con los más famosos pilotos de la época.

En 1978, con sus amigos Jorge Auge Bacqué, Francisco “Pancho” Ibáñez y Roberto Eguía, creó el programa televisivo Auto Moto Show, uno de los pioneros en su género por estilo y contenidos.

Su biblioteca personal sobre automovilismo es una de las más notables, siendo Jorge un verdadero apasionado sobre el automovilismo deportivo europeo en las décadas del 20 y del 30.

Corrió las 1000 Millas Sport, pero también el Rally Histórico de Montecarlo, con su Lancia Fulvia HF.

En los años ’90 fundó JVA, su propia firma de autos artesanales, que durante más de una década operó en un hangar del aeródromo de Don Torcuato.

Allí construyó pequeñas series con las réplicas del Porsche 550 Spyder (leer crítica) y de la Maserati Monofaro. Incluso llegó a exportar algunos ejemplares a Europa y Estados Unidos (ver nota).

Sus planes eran ambiciosos y realizó todos los desarrollos para construir réplicas de otros cuatro clásicos: Alfa Romeo 6C 3000 CM, Indy Wasp, Scarab y BMW Cotura (ver nota). También llegó a construir un auto de diseño propio, para crear una categoría monomarca, con el JVA Fulgor.

Los planes de JVA cesaron a mediados de la década pasada, cuando la anulación de los permisos de Armado Fuera de Fábrica forzó el cierre de numerosos fabricantes artesanales (ver nota).

Vázquez falleció hoy a las cinco de la mañana, am a raíz de un glioblastoma cerebral. Sus restos serán velados hoy, en O´Higgins 2842. Mañana a las 11:30 serán inhumados sus restos en el cementerio Jardín de Paz.

Adiós a Jorge Vázquez
El JVA Fulgor, junto a un Mercedes-Benz de la colección de Vázquez.

***

JVA, según Jorge Vázquez En primera persona

Muchas son las invenciones trascendentes del Hombre. Pero quizá ninguna supere al auto por su integración a la sociedad, por su adecuación a la personalidad de cada individuo.

Para muchos, el auto es una extensión de sus músculos, de sus nervios. El ingenio que ha aumentado nuestra capacidad para recorrer distancias. El mecanismo protector capaz de llevarnos y traernos sin el frío, sin el calor, sin la lluvia. Capaz de proporcionar ansiedad, temor, excitación, placer.

La historia de esta compañía es una historia de amor por los autos. Un amor que nació cuando un chico de seis años veía con ojos asombrados las máquinas”especiales” en los bosques de Palermo.

A Fangio, a Oscar y al Cabezón González contra Varzi, Farina, Villoresi y Ascari. Que se volvió loco con la Maserati Birdcage y con Dan Gurney en unos 1.000 Kilómetros de Buenos Aires.

Que se apasionó con el TC, los Grandes Premios, el Turismo Nacional y hasta tuvo un GP corrido de contrabando en una galerita NSU. Que continuó adelante mezclando Liebres vs. Truenos, Ferraris vs. Maseratis y Fiats vs. Peugeots.

Batallas de marcas, otras épocas,tiempo de los grandes amigos, las revistas, de la ida de Reutemann a Europa.

Esa historia sumó nuevas pupilas asombradas con los ojos de otro chico que veía a Ayrton ganarle a todos bajo la lluvia...por televisión. Y que también batía récords de vuelta en los más importantes circuitos del mundo...con un joystick . Pero que, cosa de los genes, sentía la misma pasión por los autos que su padre, había aprendido a manejar a los ocho años y compartía charlas con veteranos que siempre hablaban de “... los viejos buenos tiempos”.

El detonador fue poder comprarse un viejo GPA. Luego, una réplica de la Maserati Monofaro. De allí a tomar la decisión de ponerse a armar un auto por cuenta propia, solo hubo que apretar el arranque. Y luego, para lanzarse a la aventura de montar una fábrica - JVA – simplemente fue cuestión de apretar el acelerador.

J.V.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com