La automotriz Saab presentó hoy ante la Justicia de Suecia una solicitud de protección de sus acreedores y suspensión de pagos, en una etapa más de la extensa crisis de la compañía, que arrancó en 2009 cuando General Motors se desprendió de ella.
El presidente de Saab, Victor Muller, señaló que “una reconstrucción voluntaria” le permitirá disponer del “tiempo necesario” para conseguir los medios para “estabilizar la firma”.
Se refirió así a las promesas de la automotriz china Pang Da y Youngman, que juntas quieren aportar 250 millones de euros. Además, dijo que sus socios chinos respaldan su decisión, en una medida apoyada también por los sindicatos.
Saab lleva una década de declive en sus ventas globales, pero la crisis se acentuó cuando GM decidió desprenderse de la automotriz sueca al mimo tiempo que se deshizo de las marcas Hummer, Saturn y Pontiac, en 2009 (ver nota).
El futuro de Saab despertó el interés del fabricante de deportivos suecos Koenigsegg, pero finalmente la marca fue vendida a la holandesa Spyker. Poco después, y en una movida curiosa, los dueños de Spyker vendieron la fábrica de autos deportivos en un intento por reflotar Saab (ver nota).
Durante un corto período, que permitió lanzar los postergados modelos 9-5 y 9-4X, Saab informó oficialmente su intención de regresar al mercado argentino (ver nota).
Pero las dificultades financieras, los problemas para pagar salarios y las ventas que no repuntan volvieron a empujar a la compañía al borde de la bancarrota.