Por Daniel Messeder
Fotos de Fabio Aro

Quien compra un auto familiar del segmento chico es porque está más a la búsqueda de la novedad que del espacio propiamente dicho. Por lo menos eso es lo que revelan las ventas del sector. La batalla entre las rurales y los monovolúmenes es de nunca acabar.

En Brasil, cuando una rural nueva llega al mercado, las ventas de todo el segmento superan a los monovolúmenes. Cuando llega un monovolumen nuevo, las rurales pierden terreno de manera automática.

Es decir: al consumidor no le importa mucho si se está llevando para su casa una rural o un monovolumen. Lo que le importa es que sea una novedad.

Siguiendo ese particular raciocínio, este debería ser el momento de las rurales: la Volkswagen Suran acaba de recibir los cambios del nuevo Fox.

“Ahora tenemos una terminación cuidada y versiones con caja automática, cosas que le debíamos al público y a nuestros rivales”, dijo Fabrício Biondo, gerente de Marketing de Volkswagen Brasil, refiriéndose obviamente al Honda Fit.

Lo que Biondo no dijo fue que ahora la rural de VW también tiene un precio superior al Honda, al menos en las versiones comparadas aquí. La Suran Highline con caja automatizada I-Motion cuesta 81.754 pesos en la Argentina. El Fit 1.4 LX automático vale 20.200 dólares (79.790 pesos).

¿Asustado con el valor de la Suran? El lado bueno es que aire acondicionado, dirección asistida y paquete eléctrico están disponibles desde la versión básica (con cambio manual), que parte desde 65.100 pesos. El Fit más accesible (1.4 LX manual) arranca ya en 17.100 dólares (67.545 pesos).

La Suran Highline ofrece sensores de lluvia e iluminación, computadora de abordo, llantas de aleación, doble airbag y frenos ABS. Menos equipado, el Fit tiene la ventaja de una garantía de tres años.

Estaciono la Suran al lado del Fit y el fotógrafo Fabio Aro comenta: “Quedó parecida al Vento Variant, pero en escala reducida”. Señal de que la intención de VW (elevar el prestigio de su rural) dio resultado.

La trompa es la misma del nuevo Fox, con la diferencia de que la Suran tiene frisos cromados en la parrilla y la toma de aire de debajo de la patente. Atrás, las ópticas son más modernas, aunque la gran novedad aparece cuando cae la noche: encendidas, las luces tienen un bello efecto visual. No se puede negar que la Suran ganó en elegancia, con un aspecto más formal.

Pero lo que realmente muestra la nueva postura de la Suran es el interior. Si en el Fox antiguo aquella capelina que concentraba los instrumentos resultaba minúscula, imaginen en la familiar, con una cabina más amplia.

Pues bien, lo que era motivo de rechazo ahora se convirtió en un argumento de venta. El nuevo panel es bonito, bien construido y con materiales que agradan a los ojos y al tacto.

Quedó mejor, pero no logra desbancar al Fit. Con instrumentos envueltos en conos en el panel y la buena distribución de los comandos, el Honda sigue siendo el más moderno y atractivo.

Además de eso, el conductor del Honda viaja mejor sentado. Las butacas son más confortables y permiten una posición más baja (en la Suran, la butaca sólo tiene dos posiciones: alta y muy alta).

En el Honda, el amplio parabrisas y las ventanitas laterales proporcionan una visibilidad excelente. La Suran carga con un problema del proyecto inicial: las gruesas columnas delanteras, que perjudican la visión.

Y con este restyling los de VW tampoco se acordaron de cambiar la palanca de ajusta de altura de la butaca: como queda casi a la misma altura del asiento, es prácticamente imposible entre o salir del auto sin engancharla, desajustando la posición de manejo.

Los volantes perecen de categoría superior –y lo son-. El del Fit recuerda mucho al del Civic. La Suran puede recibir (como opcional) la misma pieza del Passat CC, con derecho paletas para el cambio de marchas (que también se pagan aparte). Y eso ya anticipa otra novedad del auto: el cambio automatizado ASG de la versión I-Motion. Pero, antes de ponernos en marcha, vayamos un segundo para el asiento de atrás.

El Honda Fit tiene el tanque de combustible ubicado debajo de las butacas delanteras, liberando espacio para los pasajeros traseros. Basta con rebatirlos para poder cargar objetos muy altos. En la Suran, las mesitas tipo avión son de serie en la versión Highline.

Espacio es lo que no falta en ninguno de los dos, pero las puertas traseras del Fit permiten un mejor acceso a la cabina. El Honda además tiene la virtud de un túnel central más bajo, que mejora la vida del ocupante del medio –que además tiene derecho a un cinturón de seguridad de tres puntos, un ítem no disponible en el VW-.

La Suran se destaca por ofrecer la butaca trasera corrediza en todas las versiones. Con ese recurso, la rural permite ampliar su ya buen baúl, que varía de 430 a 527 litros, mientras que el Fit no pasa de los 345 litros.

El Honda, sin embargo, brinda un show a la hora de los portaobjetos: hay uno muy bueno delante de la palanca de cambios, con varias divisiones, mientras que los posavasos se ubican en las salidas del aire acondicionado, para mantener las bebidas frías.

La Suran tampoco se queda atrás, con portabotellas en las puertas y una gaveta bajo la butaca del conductor (que, de cierta forma, compensa la pequeña guantera).

La Suran arranca quemando neumáticos en las pruebas de aceleración, algo que permite hacer el cambio ASG. Como resultado, de 0 a 100 km/h logra casi la misma aceleración que la versión con caja manual (12,8 segundos contra 12,5).

Lo que la ASG no logra igualar es la suavidad del cambio automático del Fit, el mejor de su segmento en calidad de funcionamiento. Resumiendo: la caja automatizada de VW puede conquistar a quien viene de usar una manual. Pero quien ya tuvo un automático va a preferir el sistema del Honda.

Además, el motor 1.3 16v (que Honda llama 1.4) sorprende por su desempeño mucho más próximo al 1.5 16v. Al lado de la Suran, que adoptó el motor 1.6 VHT en el 2009, la diferencia en las aceleraciones y recuperaciones fueron pequeñas a favor del VW –aunque no al punto de compensar lo que el cambio automatizado pierde en confort-.

Ambas transmisiones tienen cinco marchas, pero la relación más larga del Fit lo deja más suelto en la ruta: a 120 km/h, el cuentavueltas marca 2.500 rpm, contra 3.100 rpm de la Suran.

En la suspensión, la Suran estrena un nuevo juego de amortiguadores, que ya no copia tanto las imperfecciones del camino. Al lado del durito Fit, la rural pasa con más suavidad sobre caminos en mal estado, sin perder el buen comportamiento en las curvas.

También muy equilibrado a pesar de sus neumáticos finos, el Honda agrada por su dirección eléctrica muy liviana en la ciudad y firme a altas velocidades.

Fin del test. Mientras la Suran volvía a Volkswagen para ocultarse (al momento de probarla todavía era un secreto), el Fit retornó a nuestra redacción con la victoria en el comparativo, aunque sin respirar aliviado.

Al final, su rival quedó más fuerte que nunca y ahora juega con el atractivo del “factor novedad”.

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Galería: Frente a frente: VW Suran y Honda Fit

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