Los cineastas o productores de series y películas no son tontos. Suelen saber cómo extraer del personaje todo su potencial. Exaltar su personalidad. Y describir de manera explícita -pero también simbólica- todo aquello que reafirma e interpreta, no sólo un momento histórico sino también un momento de la vida personal y carácter de la persona en referencia.

Quiero en estas líneas traer algunos ejemplos donde el automóvil se ofrece como una herramienta fantástica para terminar de comunicar quién es quién en cada rodaje.

Por una cuestión de espacio -y por supuesto de alcance y desconocimiento, ya que no me considero un cinéfilo ni mucho menos- voy a centrarme en algunos ejemplos que tengo a mano y que serán muy ilustrativos de lo que quiero transmitir. Para ello he querido salir de clichés como lo son James Bond y sus Aston Martin (ver nota) o el comisario Montalbano y su Fiat Tipo, el DeLorean de Volver al Futuro o los muchos y tuneados de Rápido y Furioso. No iré por allí. Ya se ha escrito demasiado sobre ellos.

“Grace and Frankie” es una serie del tipo comedia muy entretenida, que muestra algunos contrastes dentro del estilo de vida californiano donde cohabitan el éxito económico y profesional de Grace, con el neo jipismo de Frankie, por supuesto rodeada de todo el confort y las delicias de la costa de Santa Bárbara. El Nissan Leaf que conduce Frankie, siempre sucio y en condiciones de abandono, no hace más que confirmar su estilo ecologista y descuidado, pero que a su vez no reniega de la modernidad y facilidades de las que se rodea. Impecable selección.

¿Que otro auto podría conducir el Detective Bosh, alineado y estructurado policía de Los Angeles (LAPD), que no sea un Crown Victoria? Ningún otro. Esperé seis temporadas para que le asignarán un Charger y nunca ocurrió. Un auto anodino e impersonal, súper específico y asociado particularmente a la fuerza policíaca (sea o no un patrullero, muchos de ellos terminaron como taxis) como reafirmación de un abnegado, incorruptible y sacrificado policía estadounidense. Una casa racionalista y un panóptico desde donde simbólicamente vigila su ciudad, a la vez que escucha sus vinilos de jazz, coronan aquella imagen icónica.

Otro gran acierto de su creador Eric Overmyer, para reafirmar el estilo y personalidad de Harry. Si se trata de una risa fácil, recomiendo la nueva serie de Star Plus: “Los Protectores”, con los protagónicos de Adrián Suar -creador del producto- y Gustavo Bermúdez. Es una serie pasatista y simpática que pinta “la argentinidad al palo”, en el marco de negocios con el fútbol y la representación de jugadores. Bermúdez, en el papel de Conde, conduce el auto de su padre, quien fue un empresario de éxito en los ‘80s y al cual adora e idolatra. Este no podía ser otro que un Merecedes SL R107, el cual representa como ningún otro el éxito de un hombre de negocios en la Argentina de entonces. Excelente elección de la producción, que además le da un toque vintage y romántico a la tira.

Acaba terminar “This is Us”, una serie increíble y conmovedora que representa la historia de una familia a través de décadas, un transitar delicioso a través del tiempo que describe virtudes y miserias de cada personaje en su camino de vida, que enlaza a tres generaciones recorriendo transversalmente el sueño americano. Bec y Jack conducen, en los tiempos en que todo comienza a proyectarse, un Jeep Wagoneer con detalles estilo woody que completa la imagen de aquella familia promedio americana de comienzos de los ’80, que se mueve y transita en un vehículo grande y cómodo al que muchos consideran el primer SUV. Es tan relevante esta camioneta para la familia, que le dedican parte de un capítulo donde Jack negocia la compra mas allá de sus posibilidades. En ella aprenden a conducir sus protagonistas, a la vez que vacacionan y realizan sus periódicos viajes a la cabaña familiar. Sin la Wagoneer, “This is Us” no sería lo que fue (humilde opinión).

Permítanme traer a esta columna al Volvo XC70 de Kurt Wallander en la serie homónima, siempre salpicada por el barro-nieve, por usarla y abusarla por los caminos rurales de la Suecia “rural”. Siempre la misma, siempre robando planos y siendo exhibida desde sus múltiples ángulos. Bella y funcional, muestra en uno de los episodios su nobleza al ponerla en marcha y arrancar luego de meses de abandono. Sin aquella SW, Wallander no hubiera sido Wallander y aquél detective melancólico y obsesivo hubiera quedado desdibujado tras el volante de cualquier otra alternativa. El joven Wallander también conduce un Volvo V40 y el libro habla del que yo creo es un 244. Inolvidables imágenes que quedarán grabadas para siempre detrás de estas máquinas que completan una extraordinaria trama y maravillosos diálogos.

¡Ni hablar del Caddy Deville de Saul Goodman, en Breaking Bad. Un chanta divino y grotesco, que coquetea con el bajo perfil a la vez que adopta un estilo fanfarrón y desenfadado. ¡Qué otro auto podría conducir que represente como ninguno a este personaje entrañable! Un icono americano a bajo costo y lujo extravagante. En “Better Call Saul”, ingeniosa precuela -la cual recomiendo, no se la pierdan- el mismo abogado marginal, aún bajo su nombre verdadero de Jim McGill -en su carácter de perdedor, tramposo y oportunista- conduce un maltrecho Suzuki Steem -aquí conocido como Baleno- que representa como ningún otro a aquel personaje díscolo y pintoresco. ¡Me encantó aquella imagen!

¡El Mazda RX7 de Brandoni en "Esperando la Carroza", al tiempo que dice la famosa frase: “¡Qué miseria, ché! ¿Sabés lo que tenían para comer? ¡Tres empanadas…!” Mientras se comía una sentado en aquella maravillosa coupe. No hubiera tenido el mismo efecto aquél mensaje profundo e irónico en el habitáculo de un Taunus o un Fiat 128. Otra vez, el automóvil como un objeto representativo y necesario. Recuerdo a Federico Luppi en “Plata Dulce”, conduciendo un W116 y gritando por la ventanilla: “¡Salames, nunca vieron un Mercedes!” Cuando segundos antes se lo había “tirado” Arteche (Gianni Lunadei) para que lo estacionara en el microcentro. Metros de celuloide en el que sobraban las palabras.

Los muchos autos de Sandro que hicieron historia en su múltiple filmografía los que cuales se destacaban en los afiches, tal cual el Chevron de Los Super Agentes. El Topolino de Anibal o La Santa Milonguita de Minguito y así la lista podría ser interminable.

Un auto nunca es un detalle. Nunca es inocuo o atemporal. Un auto tiene una tremenda relevancia como objeto comunicador. Un símbolo poderoso y silencioso que denota un tiempo, espacio y también una conducta y estilo. Me entretengo decodificando aquellos mensajes, los cuales y según mi propia mirada, no siempre son tan acertados. Muchas veces el director ha sido mal asesorado sobre todo cuando se trata de una escena de otros tiempos, donde se muestran anacronismos muchas veces imperdonables. El “Tiempo entre Costuras” –donde hay un abuso del Citroen Traction Avant más allá de su época- o en “The Black List”, cuando en medio de un secuestro en la Habana se cruza un Honda Accord G9, sirven ambos como “contra ejemplos”.

Pero hay más, no perdamos tiempo en ellos.

Recomiendo “The Americans”, donde los autos tienen una simbología extraordinaria. Muchas veces se menciona una marca y modelo con denotada intención de reforzar algún que otro mensaje. Recientemente fue lanzada “Gloria”, una serie portuguesa sobre la guerra fría donde se pueden ver autos de fines de los ’60, queriéndonos expresar incluso más allá de sutilezas, la intención del personaje. El Charger del 69 que conduce Bobby Axelord en “Billons”, el cual es también parte de una negociación, terminan de modelar el personaje cuando promediaba la primera temporada, sinónimo de excentricidad, buen gusto junto a una dosis justa de patriotismo republicano. ¡Jamás olvidaré aquellas escenas!

Aquí van otros con más historia: el Alfa Spider de “El Graduado”, que terminó dando origen a una versión obviamente llamada: “The Graduate”. El Mercedes W111 convertible que conduce Michael Douglas en “El Método Kominsky”, que además también conduce en otra película que de la cual no puedo recordar su nombre, lo que me lleva a pensar que es un auto de su colección se suman como ejemplo. Otro costado del increíble y multidimensional mundo del automóvil.

Un costado más del comportamiento neurótico de quien suscribe que, por fortuna, muchas veces encuentra eco en aquellos lectores de este prestigioso medio (a los que me gusta ver como pares). Me entusiasmo de antemano con vuestros comentarios, los imagino trayendo otros ejemplos y observaciones que, como muchas otras veces, completan esta columna. No puedo esperar a leer sus opiniones.

N.N.

NICO-NIKOLA-ElonMusk (1)

Todas las notas de Nico Nikola en esta sección.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com