Queridos lectores, luego de un indeseado e inesperado impasse, producto de urgencias de índole laboral -las que me llevaron a tener semanas de dedicación exclusiva al trabajo y a nuestra querida industria automotriz-, mi cabeza explota de ideas y temas sobre los cuales quisiera escribirles: unos más que otros reflejan observaciones y experiencias que transitan la actualidad, historia y tradición.
Con el lanzamiento de la nueva Taos (ver notas), Volkswagen Argentina desempolvó una vieja tradición en nuestra industria, sobre la cual hay muchos ejemplos que me vinieron en mente y que me han hecho pensar en un atributo del diseño del automóvil, que muchas veces no tiene el protagonismo que merece. Me refiero al color.
Habrán leído en varios medios que la compañía de Wolfburg ha elegido el Beige Mojawe, desarrollo hecho en conjunto con la alemana BASF, como la tonalidad elegida para acompañar las unidades lanzamiento, la campaña de promoción y comunicación, así como las unidades entregadas al periodismo especializado. Es el color de la Taos que ilustra esta nota.
Fue una excelente opción, ya que resalta sus líneas y le da un halo de lujo, sofisticación y deportividad para un producto con pretensiones, que ha llegado a nuestro mercado con la férrea intención de liderar el Segmento C (compacto).
Esta vez, como lo ha sido en el pasado, una automotriz menciona al color como un sello de distinción y pone énfasis en el mensaje.
Trim & Color
Una vez me explicaron que la diferencia está en los detalles. Podría no estar del todo de acuerdo con esta sentencia. Sin embargo, hay ejemplos que lo avalan. Uno de estos es especial y demás confirmatorio, ya que habla por sí mismo. Cuando General Motors decide dar nombre a su departamento de Diseño, siendo este uno de los primeros sino el primero de la industria con entidad y brillo propio al mejor estilo hollywoodense, convirtiendo a Harley Earl en una celebrity, bautizó a la nueva división como “Trim & Color”.
"Terminación y color", ¿qué más asociado al detalle que aquellos elementos distintivos que modifican al producto, dando jerarquía y armonía que la terminación y el color? Todo un departamento de Diseño cuyo nombre referencia nada más y nada menos que a tapicería, cromados y molduras asociados al color de interiores y carrocerías.
“Study the question of art and color combinations in General Motors products”: el estudio de las combinaciones, el arte del refinado. Estamos hablando de 1940 y aún hoy más de ochenta años después, no damos al color el crédito que merece.
Quisiera en las siguientes oraciones hacer un intento de reivindicar al color como un detalle que puede resignificar un producto, especialmente al automóvil. Los colores se diseñan, se piensan y ensayan sobre formas, cuando lo que suele suceder es lo opuesto. Veamos algunos ejemplos para los cuales el color redefinió algún producto y lo reposicionó -e incluso y a través del tiempo- lo revalorizó.
Algunos ejemplos históricos
El aficionado ya eligió y la hora de admirar un Alfa Romeo 156, el Azzurro Achille / Tazio se llevará todos los aplausos: un “tri-capa” excepcional, que viste al también excepcional diseño de Walter Da Silva como ningún otro. No sólo el hombre común no se resiste a esta combinación, sino que el Museo Alfa Romeo así lo escogió para exhibirlo en esa tonalidad.
Tuve un Fiat 125 lila, con tapizado de pana rojo. Sin dudas, había otros mejor conservados y presentados que el mío. Sin embargo, esos colores eclipsaban a los más anodinos Rojo Óxido o Verde Lago por mejor condición que estos tuvieran. Una postal de los tempranos setentas, al estilo de aquellos Años Locos de pasteles estridentes.
En esta misma línea, una coupé verde “flúor”, mas tarde bautizada como “pistacho”, con tapizados en esta misma terminación saca ventaja en valor a cualquier otra opción en igual condición. Me gusta el Taunus Ghia, los miro con curiosidad, la cual se convierte en admiración si se trata de un “Oro Inca”, con tapizados de pana en bordó y sus detalles en símil madera.
El recordado y querido Jorge Ferreyra Basso (leer despedida) ante la urgencia y la falta de tiempo para la homologación de nuevos colores, utilizó el Amarillo Daytona del techo de los taxis para el lanzamiento de su hasta entonces opera prima, la primera generación de las Chevy Serie II. Una genialidad que dio sus frutos y que ayudó a inmortalizar a toda una saga de coupés. Mi favorito, sin embargo, fue el Verde Tempestad, color que se siguió usando, hasta la segunda generación lanzada en 1975.
El 570 Orange fue el color que escogió Fiat para su lanzamiento global de la Barcheta. Publicidad, catálogos y videos promocionales, todos en este naranja pastel inolvidable que ahora, a más de 25 años de su lanzamiento, se ha convertido en un fetiche para coleccionistas y fanáticos del modelo. Sin duda, un ejemplo de un desarrollo de color que fue (en realidad) un "traje a medida".
Hacia fines de los '90, el Brillansilber Met acaparó toda la atención de los compradores de Mercedes-Benz, tanto así que es muy difícil encontrar otros colores entre los que aun -y son muchos- ruedan por el planeta. Es común escuchar, con razón o no, que un Mercedes debe ser gris metalizado, inconscientemente refiriéndose a este mismo color. Hoy tan aburrido como atemporal, ha permitido demorar el envejecimiento de más de una serie como los W202, W203, W210, W211 y W208: es su secreto de eterna juventud.
Llamamos Rojo Ferrari erróneamente a muchos otros rojos, sobre todo refiriéndose a autos italianos como Fiat o Alfa Romeo.
Los Rosso Fiorano, Rosso Dino, Rosso Scudería o Rosso Corsa son algunos de los tonos que ha usado la marca del “Cavallino Rampante” para nombrar a sus famosos “Rojo Ferrari”. Por el contrario, Alfa Romeo y para agregar una cuota más de confusión, ha honrado en llamar a su bellísimo “Rosso” nada más y nada menos que "Rosso Maranello".
Alucino con la Ferrari amarillas, especialmente una 355 en “Giallo Triplo Strato”: le va como ningún otro tono.
El tiempo siempre hace justicia y en el imaginario de todos los que nos gusta guardar y procesar información inútil acerca de autos (modelos, años de fabricación y versiones) siempre hay lugar para recordar algún color que hace al modelo algo especial, tan único que hay un caso en particular que para los argentinos representan la máxima expresión acerca de la impronta que deja un determinado color para un auto hasta el punto de rebautizarlo.
Este es el caso del Peugeot 404 Amarillo Le Mans. De los Grand Prix hubo otros colores como el Ambré, pero el Le Mans se cargó nombre y apellido, y el público lo empezó a llamar: "404 Lemans", al límite de despertar improcedentes disertaciones.
Tanto los colores como las llantas o tasas, detalles tenidos en cuenta en muchos casos lejos del tablero del diseñador del cual partieron los primeros garabatos, son atributos innegociables para aficionados y coleccionistas, por mejor condición que se encuentre el auto y excelsa sea su restauración. Si el color o las llantas no son originales, entonces lo único que nos va a ocasionar son retorcijones.
Es por eso por lo que, al restaurar un auto más antiguo, exclusivo y lejano a nuestros recuerdos nos permitirán, en este sentido, tomarnos algunas licencias que para otros más cercanos o nacionales son imperdonables.
¿Alguien notaría si el gris metalizado de un Thunderbird ´56 recién restaurado es un gris del catálogo de Ford de aquel año? Creo que más allá de un jurado miembro del T-Bird of America, nadie lo notaría.
¿Qué sucede cuando pintamos una Coupé Taunus de la primera serie de un vistoso Rojo Calafate del catálogo de la Ranger? Seremos justamente señalados como herejes sin siquiera ser el inquisidor un experto en la marca. Sólo será necesario el haber vivido los enfebrecidos setentas para percibir la herejía.
Desde hace tiempo he comenzado a observar con más atención el color y cómo este -y según el diseño del auto- le sienta mejor o peor. Luces y sombras, brillo u opacidad lucen o deslucen determinados diseños. Personalmente, es una opinión subjetiva y escrutable, creo que a los nuevos diseños les sientan mejor los colores claros y perlados, de esta manera resaltan más y mejor las nervaduras y pliegues con grandes radios, todo teniendo en cuenta la nobleza de los nuevos aceros y plásticos que permiten ángulos nunca visto en generaciones anteriores.
Así como el Blanco Nacré, el Summit White o el Abalon les sientan muy bien a los Peugeot 208 o Chevrolet Cruze, las perlas en los tri-capa favorecen la dispersión de la luz en los flancos más expuestos, dando sentido a la intención del diseñador.
De algo estoy seguro: el diseño y desarrollo de un color solo es posible abrazando determinadas formas o siluetas y nunca es lo apuesto: una determinada forma que ha sido imaginada para vestirse con determinado tono.
He aprendido que no es una sutileza y que -al final del día y como siempre- el mercado arbitrará. Por eso, una vez más aplaudo el mensaje explícito de Volkswagen al presentar a la Taos en Beige Mohawe: es un verdadero Armani para una top model que avanza por primera vez en la pasarela del NY Easter Parade.
N.N.
Foto: Alejandro Cortina (@AlesCortina)