Un sedán es un sedán (aunque a veces lo llamemos “berlina”). Una coupé es una coupé (aún siendo un sedán de dos puertas). Y, desde hace poco menos de una década, también a algunos sedanes y SUVs con aspiraciones deportivas y terminaciones Fastback, algunos las etiquetan como “coupés”.

Mercedes Benz inauguró ese segmento al nombrar al Clase CLS como una “coupé de cuatro puertas”. Lo siguieron luego otras marcas alemanas con sus versiones Coupé Confort o Grand Coupé, siempre refiriéndose a sedanes de cuatro puertas. Habiendo hecho esta breve introducción, se me ocurre preguntarme: ¿por qué a una SUV, a un monovolumen o un MPV nunca los hemos llamado “rural”?

Tuve una Ford S-Max en cuya cédula verde, rezaba lo siguiente: “Automóvil Tipo Rural”, siendo el Registro Automotor mucho más coherente que el propio fabricante. Nos hemos referido a las rurales de muchas maneras. Puedo imaginar que esa es la razón por la cual comenzamos a llamar a las “familiares” de nuestra era como SUV, Crossover o simplemente “camionetas”. Nos hemos referido a “familiares” cuando hablamos de las versiones de Fiat, que luego fueron Weekend. Todas la Falcón, luego las Sierra y más tarde las Escort llevaron el nombre de Rural. Cross Country para los productos de IKA y SW (Station Wagon) para las más americanas (anche algunas japonesas). Las VW se apodaron Variant, sin embargo el Grupo VW también patentó el nombre Avant para las rurales de Audi.

Mercedes-Benz y BMW se ajustaron al concepto de Touring (más racional y menos jugado). Renault, mucho más creativo en la mención, después de años de ser Break, comenzó a llamarlas Nevada, sin ninguna otra ventaja que la musicalidad y amabilidad de su nombre.

En nuestro imaginario colectivo, ya sea por nuestra historia o por nuestra cultura de campo y ruralidad, así solemos llamar a este tipo de vehículos más allá de la intención que ha tenido cada fabricante. Los brasileños inventaron el nombre de “perúa”, cuya traducción literal es “camioneta”, aunque así no llaman a la pick ups y sin duda me quedan nombres en el tintero. Una SUV es una SUV, pero por más que renieguen de su origen, la mayoría son rurales con otro despeje y peor comportamiento, ya sea una Dodge Journey o la inefable VW Suran (que no es más ni menos que un Fox rural).

Nunca tuve una rural, salvo una excepción. Pese a tener una familia numerosa, por un breve periodo de tiempo el segundo auto en casa fue una VW 1500 Rural. Algunos años después nos subimos al tren de los monovolúmenes, debutando con una Peugeot 806. De allí y hasta 2016 siempre hubo un vehículo con tres filas de asiento en la cochera. Es una ironía porque me encantan las rurales. Incluso para muchos modelos, considero que ellas son la mejor de sus versiones, como sucedió con las Fiat Duna, las Volvo, la Alfa 33 Pininfarina o la Peugeot 407 SW.

Mi primer viaje en auto fue una Fiat 1500 Familiar de 1966, en color arena. Mi madre me contó que, ante cada semáforo, yo explotaba en llanto logrando apaciguarme sólo cuando mi viejo retomaba el rodaje. Mis primeros recuerdos son en una Fiat 125 Familiar, luego de un breve período en que el auto fuera un Polara 1970, después volvimos a la marca italiana. Me encantaba ir atrás, suelto y con mis hermanas o amigos (una irresponsabilidad, cuando nadie era consciente de esto). Jugaba a adivinar las marcas de los autos que venían detrás y los nombraba en voz alta, como para lucirme y hacer partícipe al resto del pasaje de aquél ejercicio tan molesto.

Cuando comencé a manejar (jugando, como empezamos todos nosotros, sin que realmente nadie nos enseñase), el auto de mi padre era un Ford Corcel II Belina (rural) y con ella me lancé a mis primeras salidas y hasta lograba que me lo prestaran en la ruta, con el viejo al lado y dando sólo algunas indicaciones menores (la mayoría de las veces arengándome para que tomara más riesgos) ¿Acaso esa curva no era para tomarla a más de 80 km/h? Obviamente, eran otros tiempos: no tendría mucho más que 14 años.

Al morir me padre, su último auto fue una Sierra Ghia Rural automática. Hasta hoy lamento no haberla conservado. La usé por un tiempo y luego se vendió. Hubo muchas rurales en mi camino. Sin embargo, nunca tuve una realmente mía, que pudiera disfrutar como lo he hecho con berlinas o coupés. Hace poco, en este mismo medio, se anunció que Mercedes-Benz dejaría de producir rurales en 2030, un muy buen artículo (leer acá) que ahondaba en el tema inspirando en algún punto mi columna de hoy.

Por sobre todo, aquella nota despertó en mi la necesidad casi imparable de tener una rural entre mis autos, algo que he postergado por años y que ya no puede esperar. No hablo de un daily, ya que por ahora uso en mi manejo diario “Company Car” (que si bien agradezco infinitamente, no es de mi propia elección, leer más).

Lo confieso: ¡estoy pensando en otro capricho!

Entre mi fantasía, las pocas opciones a mano y las limitaciones presupuestarias, me animaré a compartir con ustedes cuáles son aquellas que viene en mente. Ahora mismo y sin pensarlo con detenimiento, esta es la lista:.

De las rurales Volvo, la que más me gusta es la XC70: conserva el estilo de la V70 con algunos aditamentos “Cross” que le dan una imagen deportiva sin perder la elegancia, agregando a cambio funcionalidad 4WD.

Una figurita difícil es la Alfa Romeo 156 Sport Wagon (mejor si es una V6 2.5 Busso, de estas las hubo poquísimas y tendrá que estar muy buena para que sea una opción).

A la que le he pasado cerca es a la Mercedes W123, especialmente la 300 TD Turbodiesel: he llegado a considerar alguna, incluso como segundo auto.

De las “Avant”, las que más me gustan son las Audi A4 de la generación B7 2005 – 2008, una tracción simple diesel con caja manual de sexta, mi preferida. De las BMW, la que más me gusta es la Serie 3 E46: hay algunas publicadas a precios más que tentadores, tienen todo el estilo Touring Sport con un remate de cola más que interesante.

Por supuesto que mi inclinación por los Fiat clásicos, agrega en mi lista a las lindas 128, incluso hasta la última generación del Europa. Hay publicada una AMC Spirit Limited que está súper tentadora como proyecto: rara y con mucha personalidad, como todas las rurales americanas. Y algunas japonesas, como las Honda Accord, que se detienen en detalles que exceden el mismo propósito para la que fueron concebidas.

Hablando de detalles y funcionalidad, aquí en la lista debería estar alguna Citroën, sobre todo las creaciones de Heuliez como las GS, CX o las XM (lamentablemente un rara avis por estas tierras). Finalmente y para finalizar con esta breve lista, no puede faltar una Subaru Outback: la que más me gusta es la 2007-2008, en dos tonos. Hay otras y además me gustaría leer en sus comentarios aquellas que les parezcan más atractivas. Una especie en extinción, que al menos en Europa ha resistido estoicamente su desaparición siendo algunos ejemplos el Seat Leon/Cupra, Opel Astra o el Renault Megane, ni hablar de las “Shooting Break” de Mercedes-Benz que serán pronto víctimas de un filicidio.

Entre las ventajas que ofrece una rural son su comportamiento y sensaciones mucho más parecidas a una berlina o incluso a una coupé. Son prácticas y suelen ofrecer muchos tipos de configuración dependiendo de la posición de los asientos traseros, las hay de siete asientos con intenciones más o menos deportivas, como lo son las Audi Allroad. Tal vez por heredar las cotas de un sedán, los remates de cola suelen estar muy bien resueltos jugando a ser Hatch como es el caso de las nuevas generaciones de Focus (son divinas, lamentablemente no arribadas a nuestra región). Es tiempo de comenzar con la lista, realizar algunas visitas exploratorias y considerar opciones.

Estoy escribiendo esta columna en un bar. He pasado más de tres horas en esta mesa buscando matar la tarde y resguardarme de la lluvia que está arruinando mi fin semana de descanso en Tandil. A mi lado, mi mujer se distrae con su libro de Ayn Rand (al menos eso creí). Ha estado mirando, siguiendo de reojo mi escribir y su rostro se ido transformando: se que está elucubrando algo. Se que se viene un breve y directo discurso correctivo: “Es sólo una columna, mi amor. No soy yo, es Nico Nikola. Sé que no hay más lugar en casa y que tenemos otras prioridades. ¡Pero se trata de un auto familiar! ¿No te gustaría hacer un poco de turismo en la comodidad de una cinco puertas extra large?”

No lo pienso intentar. Dejémoslo aquí, en el terreno de las ilusiones. De todos modos, me ha encantado escribirles, aún le quedan varias horas a este feriado y aún conservo mi instinto de supervivencia.

N.N.

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